jueves, 7 de mayo de 2020

¿Y a la "Universitat" de Oviedo?

El artículo habla de problemas de financiación de las Universidades de Cataluña. 
Se podría decir lo mismo de cualquier otra Universidad española. 
Y si nos ponemos plañideras, pues todas. 
Puestos a hacer de plañideras, podríamos quejarnos todos los que tenemos que acreditarnos a través de una agencia nacional (ANECA) para todo el territorio nacional, con lo cual, la competitividad y el nivel exigido es mayor. Ellos, los catalanes, se acreditan a través de su chiringuito de la agencia catalana, que deja una vía abierta al mundo y otra cerrada a Cataluña, con lo cual la competencia es más baja. Si yo tuviera que acreditarme a través de una agencia asturiana de acreditación, ¿con cuántos tendría que competir de mi área de conocimiento? 4 o 5 a lo sumo. Pues vaya oposición más singular. 
La diferencia es que si te acreditas por el chiringuito catalán no te puedes presentar a una cátedra en Burgos, o en Oviedo, por ejemplo, mientras que si lo haces a través de ANECA (Madrid), estás habilitado para TOOOOOOOOOOOOODO el territorio nacional porque estás compitiendo con profesores de todo el país. Todito, todo. Y eso incluye, de momento, Cataluña. 
Así que, si un día me aprueba ANECA, si tengo ganas de volver a presentarme, de momento no las tengo, a Dios pongo por testigo que me presento a todas las cátedras de Finanzas que salgan por allí. 
En una primera tanda, el ejercicio es en inglés. Pues nada. En inglés. 
Luego te darían un par de años para aprender catalán, supongo que pedirán un C2, pero eso no me interesa. Yo quiero a mi Universidad hasta el final. Hay amores que son a muerte y aquí trabajaré hasta el final. Mínimo hasta los 70 tacos, porque cuando yo llegue a vieja, a más vieja quiero decir, ya no habrá pensiones, como las sigan gestionando tan mal. 
Solo por verlos a los catalanes hacer papeles y tener una intrusa por allí, a Dios pongo por testigo que si un día me aprueba ANECA, a mí los catalanes me van a oír. 
Mientras que los profesores catalanes acreditados por su chiringuito catalán, que luego no compiten en ANECA, no se pueden presentar aquí, o en Salamanca, o en Sevilla. Olé. 
No, no, no...
Me van a oír. 
Y en inglés me van a oír, los catalanes. 
Eso como que me llamo Susanita Álvarez Otero. Que tiene un ratón machacao. El ratón mío, está machacadito. Pobrecillo. Qué caña le doy. 


EL CORONAVIRUS COSTARÁ 74,5 MILLONES 
A LAS UNIVERSIDADES CATALANAS

https://www.lavanguardia.com/vida/20200505/48978288889/sos-por-la-universidad.html

La pandemia del coronavirus va a requerir toda la fuerza del conocimiento científico mundial para superar la crisis sanitaria. Paradójicamente, la cuna de ese conocimiento se está viendo seriamente amenazada por las consecuencias económicas de la epidemia. Esto es más grave en nuestro país debido a la virulencia de la pandemia, que ha exigido un duro confinamiento que tendrá una afectación importante en el PIB. Y es más grave por el estado delicado en que ya se encontraban los campus, debido al lastre de años de financiación exigua.

En un recuento rápido, solicitado por La Vanguardia , se ha visto que los presupuestos de los campus públicos catalanes para el ejercicio 2020 recibirán un impacto conjunto de 75,4 millones de euros, en torno a una disminución del 10% del total, debido al descenso de ingresos previstos (matrículas, cobros de cánones de restaurantes y tiendas, transferencias tecnológicas) y al aumento de gastos asociados a la prevención de la Covid-19.
El impacto más fuerte de todos será el de los alumnos para el curso 2020-2021. Muchas familias no podrán afrontar o bien el coste de las tasas o bien la dedicación de un miembro joven a tareas no retributivas. Los jóvenes de 18 años se ­verán menos perjudicados. Así, se prevé un descenso de un 5% en los alumnos de grado, pero de entre un 30% y un 40% de los alumnos de máster (con precios más altos).

La Universitat de Barcelona (UB), por ejemplo, estima que el descenso de alumnos le va a suponer el 60% del recorte estimado en ingresos. Los estudiantes extranjeros se evaporarán, lo que supondrá una pérdida importante. Cabe recordar que la UB, que representa el 24% del sistema catalán, tiene un presupuesto de unos 400 millones con 62.000 estudiantes, cuando Stanford lo tiene de 6.000 millones, con 16.000 alumnos.

Primeras previsiones

Las cuentas caen de forma similar al empobrecimiento del PIB español, entre un 8% y un 12%

El resto de entradas de dinero habituales que también se verán mermadas por la crisis del coronavirus son la facturación de centros científicos y tecnológicos (por la menor investigación que habrá), alquileres de espacios, cánones de bares y restaurantes, colegios mayores, cuotas deportivas y convenios de colaboración con instituciones. El gerente del campus de la UB, Oriol Escardíbul, calcula que el grupo UB dejará de ingresar unos 21 millones de euros en total.
Los campus catalanes más internacionalizados (UAB, UPF, UPC, junto a UB) se verán también afectados por la ausencia de extranjeros. “Difícilmente esta caída quedará compensada por los estudiantes nacionales que no se irán”, explica Jaume Tintoré, gerente de la UAB, que cuenta con residencias propias en el campus.
Tampoco la preocupación de la Pompeu Fabra (UPF) se centra en los estudiantes de grado, sobre los que tiene una demanda de dos o tres peticiones por plaza, sino en los de máster. Calcula que puede perder 1 millón de euros que se sumarían a otro millón por la pérdida del programa Study Abroad, con el que el campus se llena de 800 americanos. Para la UPF será relevante los efectos del recorte de facturación de sus centros adscritos (Eli- sava o BSM).
El capítulo de transferencia de conocimiento científico y tecnológico afecta al conjunto de campus catalanes, pero especialmente a la Politècnica de Catalunya (UPC), para la que este concepto representa una fuerte entrada de ingresos, superior a 16 millones. “Las empresas, grandes y pequeñas, también sufren la crisis, por lo que se están resintiendo los convenios de co­laboración con la universidad”, apunta el gerente Xavier Massó.

Ingresos

Menos matrículas, especialmente de máster y de alumnos extranjeros, y menos alquiler de espacios

A la pérdida de ingresos actuales, los responsables económicos suman los gastos imprevistos que comporta la crisis sanitaria. “Las universidades catalanas, a excepción de la UOC, son presenciales, siendo la actividad online un complemento”, explica Eva Borrás, gerente de la Universitat Rovira i Virgili (URV). Así, se han visto obligadas a adquirir portátiles y licencias para adaptarse de la noche al día a la formación virtual y el teletrabajo. A ello se suma el aumento de los gastos asociados a la prevención de riesgos laborales por la pandemia como las desinfecciones, mamparas, geles, mascarillas... y la reposición de todo el material cedido a los hospitales y residencias como camas articuladas, material de laboratorio y equipos de protección.
Finalmente, cuentan también como imprevistos económicos la renovación de los contratos de los investigadores predoctorales durante el estado de alarma. En este concepto, la gerente de la URV calcula un impacto en sus cuentas de 3,5 millones de euros.
Este es, grosso modo, el retrato actual. Pero una eventual bajada de tasas universitarias (el presupuesto catalán contempla el recorte del 30%) sin compensación hundiría aún más a los campus. Del mismo modo que una mejora de las becas a los estudiantes, algo previsible y que las universidades apoyan, acabaría afectando a los resultados de cada institución dado que cada campus asume parte del coste. En Catalunya, con los precios más altos de España, los campus con estudiantes con más becas terminan siendo los más perjudicados.
Como en otros campos (sanidad, residencias, educación), llueve sobre mojado. La fragilidad del sistema universitario desde la crisis del 2012, tras los recortes de los gobiernos de Mariano Rajoy y Artur Mas, ha ido aumentando (plantillas envejecidas, sueldos precarios, falta de inversiones...). Las protestas de los rectores no han tenido el efecto deseado. En octubre pasado se plantaron ante el Govern al saber que en el borrador de los presupuestos para el 2020 no se incluían aumentos a los campus públicos tras tres años de estar prorrogados. Los campus pedían un alza de 240 millones y visión a largo plazo para situar el presupuesto en 1.300 millones en dos años.

Gastos

Aumentará el capítulo de prevención de riesgos laborales con desinfecciones, geles, mamparas, mascarillas...

Consiguieron la promesa del Govern de 100 millones que se convirtió sobre el papel en 9 millones, a repartir entre todas. Entonces, las inversiones en mantenimiento de edificios urgentes ascendían ya a 100 millones. “No puedo ni abrir la persiana”, se quejaba la rectora de la UAB, Margarita Arboix, a este diario.
Los rectores confían en la coherencia política. Si las universidades tienen un papel esencial en la lucha contra la pandemia deberían ser, según consideran, receptoras de una parte del fondo anunciado por el Gobierno para paliar la crisis económica, que asciende a 16.000 millones de euros.