Mañana toca empezar nuevo año con renovadas ilusiones. Este bello número de Niven (o Harshad), 2022, se nos va. Siempre lo recordaré como un año muy importante en mi vida. Han sucedido cosas importantes y he publicado muchísimo. De los más productivos en mi vida académica así que me deja muy satisfecha profesionalmente.
Encontré esta foto en casa de mi madre
en Oviedo, el día de Nochebuena. La puso en un retrato en el salón. La única
vez que tuve el cabello de esa manera y por eso lo quiso recordar. Es curioso
cómo a veces las mujeres nos dejamos llevar por los consejos de una peluquera
malintencionada cuando la naturaleza claramente nos ha dado algo más bello. Una
y no más. Estaba recién casada. Han pasado 22 años desde esa foto. Y aquí
estoy, viva, con ganas de seguir criando hijos, trabajando, disfrutando...En
una palabra, viviendo.
Me da mucha pena este
espectáculo-culebrón de cierre de año de Mario Vargas Llosa y la señora
Preysler. Él le reprocha en un cuento que es una mujer que no vale la pena y
ella en la revista por excelencia del papel couché, que es un celoso. Espero
que con el tiempo puedan, al menos, recordar los buenos momentos que seguro que
los hubo. Se enamoraron y lo intentaron. Ya está.
Sin querer dármelas de pitonisa, cuando
comenzó la relación escribí un artículo en prensa. Ya lo recuperaré. Estoy en
modo vacaciones. Me
impactó la asimetría en tal relación. Creo profundamente en el equilibrio entre los miembros de
la pareja, en aras de la sostenibilidad: equilibrio en lo intelectual, en lo
físico, en el registro lingüístico de comunicación, en el nivel educativo, en
la manera de mostrarse en sociedad, en la manera de presentarse, de ser y estar
en el mundo, casi casi hasta en la procedencia. Creo en todo eso en
beneficio de la mutua compenetración. A ella, a la Preysler le interesa el
espectáculo y el papel couché y a él, la cultura. Son mundos e intereses muy
divergentes.
Y por otro lado, el cuento de Vargas
Llosa lo pinta muy bonito, como que añora a su mujer, madre de sus hijos y secretaria
pero lo cierto es que ya le había puesto los cuernos a troche y moche. O sea,
que tenía ganas de salir del nido familiar. Mucha pasión y amor de pareja ya no
tenía. Eso queda en la literatura pero no en la realidad de su vida, tras 50
años de matrimonio.
Lo siento por ellos.
Preysler sedujo a Vargas Llosa para que luego este deje
escrito que es una mujer que no vale la pena.
En alemán seducción se dice "Verführung", que
viene de "Verführen", seducir, literalmente llevar a alguien por el
mal camino. Atrapar. Viene de la estrategia militar. Todas las palabras que en
alemán empiezan por la partícula "VER" tienen una connotación
negativa. El propio Führer, y de ahí viene su denominación, fue un austríaco de
ridículo bigotillo que sedujo políticamente al pueblo alemán - no olvidemos que
lo votaron - y que trajo la propia destrucción del país, así como un conflicto
bélico que, si no me equivoco, desembocó en la pérdida de 10 millones de vidas
humanas. Peor camino de seducción imposible.
Tengo la teoría de que los hombres se
enamoran solitos de quien les toca enamorarse. Mantenerlos enamorados es algo
mucho más difícil, ergo, tarea y labor femenina. Y el amor que se siente, si se
siente y cuando se siente, se declara. Y, en caso contrario, es esperar peras
del olmo.
Ser honesta con lo que una es, y dar lo que se tiene, sin tapujos ni mentiras creo que es mucho más válido a largo plazo.