viernes, 29 de junio de 2018

Sin noticias de Gurb (E. Mendoza)


A LA LÍVIDA CLARIDAD

"....pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas, 
ahogan la palabra, y hácese infructuosa". 
San Mateo, -13-22

".....Teresa tampoco estaba en el Tibet. Era ya más de la una. Cansado y maldiciendo su suerte, llamó a los Bori. Alguien descolgó después de hacerlo esperar un buen rato, era Alberto, ya estaban acostados. Él se disculpó por no haber acudido a la cita, le había parecido ver a Teresa cerca de....Alberto Bori le interrumpió para decirle un tanto secamente que llamara mañana, por favor. No, joder, no habían visto a Teresa ni sabían nada de ella."





"Esta brisa, estas playas eran familiares a su piel; sin embargo, resultaba sorprendente que sólo hubiesen transcurrido dos meses desde que empezó a salir con Teresa, pues él habría jurado que hacía años, como si realmente la universitaria le hubiera dedicado un tiempo infinitamente superior al que le dedicó, por ejemplo, a Maruja. Tenía el poco tiempo dedicado a Teresa un espesor sentimental que no tenía el de Maruja, y quiso recordar los momentos en que la posesión de este tiempo sin orillas había sido más completa, más real. Y descubrió de pronto cuán ingenio y crédulo era, cómo había hecho el primo, él, que se creía tan listo. ¡Pensar que Teresa podía haber sido suya hace tiempo! ¡Ah, qué ciego, qué imbécil he sido!, se dijo al recordar a la universitaria en sus brazos, en la playa, en las calles oscuras (¡Dios mío, su dulce mirada implorante aquella noche al salir del bar de Encaran, mientras se besaban apoyados en la pared!) o en las laderas del Parque del Guinardó (su voz de niña constipada llamándole desde la hierba) o la mañana inolvidable en el terrado de las hermanas Sisters, arrullándose y acariciándose bajo un sol mágico....Pero él siempre se había contenido, y pensándolo bien, tal continencia obedecía a un deseo más poderoso que el de la simple posesión física". 

Juan Marsé 





jueves, 28 de junio de 2018

Para oir antes de morir




Chopin - Cello Sonata in G minor, Op. 65 (Maria João Pires & Pavel Gomzi...

Mi hija será violochenlista, además de otras cosas que quiera ser, si no se dedica a ello. Mi hijo es un excelente pianista y también toca la guitarra y la flauta. 

Tengo una versión en casa de la Sonata para cello y piano de Chopin interpretada por Martha Argerich y Rostropovich considerada de referencia mundial. La compré en una tienda especializada en Oxford. 

Aquí le dejo, amable lector y amable escuchante, la versión de la Pires muy bien acompañada, aunque prefiero la versión de Rostropovich que tengo en casa. 

El día que escuche a mis hijos tocar a dúo esta sonata, ese día sabré que puedo morir tranquila. No tendré nada más que oir. Si pueden interpretar eso, podrán hacer cualquier cosa en la vida y superar cualquier dificultad. 

Eso nos da la música a los músicos que amamos y entendemos la buena música. 

La bella Jacqueline du Pré



Mi hijita ha superado brillantemente estos días las pruebas de acceso al Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón en la especialidad de violonchelo. Muy feliz estoy de que haya salido airosa de las pruebas. 

Le contaré la historia de Jacqueline du Pré. Y espero que tenga más suerte en la vida que la que tuvo ella. Aquí queda un vídeo con su marido Baremboin que no se portó nada, nada bien con esta inglesa de Oxford, cuando ya estaba muy enferma. 
Su belleza y su talento no pudieron librarla de su mala suerte. 
Para mi hija deseo toda la suerte del mundo, que bien la merece y una larga carrera en lo que a ella le guste, claro. Espero que disfrute del trayecto y espero poder ver una buena parte del mismo.

Bocelli




Reinaba la intranquilidad.
Ella, tímida, inclinaba la cabeza,
para que él se acercase
pero a él le faltaba valor.
Ella dio media vuelta y se alejó.

Él recuerda esa época pasada
como si mirase a través de un cristal
cubierto de polvo.
El pasado es algo que puede ver
pero no tocar.
Y todo cuanto ve
está borroso y confuso.


No comment

Leí ayer noche esta noticia en EL COMERCIO. La Fiscalía no presentó acusación porque no había pruebas en contra. Definitivamente, SIN COMENTARIOS. Entre otras cosas porque no soy ni abogado, ni fiscal, ni juez. 



miércoles, 27 de junio de 2018

Divide y vencerás

Le invito, amable lector, a visitar la nueva entrada ("Divide y vencerás"de mi blog económico titulado ECONOMÍA CON SENTIDO COMÚN, para el diario EL COMERCIO, decano de la prensa asturiana. 

Espero que sea de su interés. 

De paseo por Pucela

Una tarde muuuy calurosa, al menos, para una asturiana. 










COLEGIO SAN GREGORIO. MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA 



¡CÓMO SE LO TRABAJABAN!






PLAZA DE SAN PABLO






Un buen lugar para tomar algo cuando una está  hasta la ídem por la razón que sea. 



¡Qué noche la de aquel día!



La vi el pasado sábado en La 2. Es una película del año 1964 y no se puede decir que sea un peliculón pero está entretenida y permite escuchar algunos de sus temas más importantes. Desde luego, tenían más talento para la música que para el cine. Los peinados, irrepetibles. 

Concierto Ganadores Concurso Jóvenes Intérpretes



Gustavo Dudamel at the Proms Arturo Márquez Danzón Nº 2


Tuvo lugar la pasada semana. El talento del violinista ganador es excepcional. Realmente un concierto memorable. Dejo enlace de la primera de las obras interpretadas. 





La concertino de la orquesta fue además la alumna que obtuvo el mejor expediente. Belleza y talento a raudales.


El talento de Jesús Méndez Camacho es realmente excepcional.  



Impúdica

Laura Freixas: "Tenía muchas ganas de ser impúdica"


ENLACE  DE LA ENTREVISTA 

http://www.mujerhoy.com/vivir/protagonistas/201805/31/laura-freixas-diario-todos-llevan-mascara-20180528085506.html

Como se comenta en la entrevista, la calidad de la escritura autobiográfica depende del acertado manejo del pudor, según defiende Manuel Vilas. 

Respeto a los autores, por favor

Como miembro de CEDRO  (Centro Español de Derechos Reprográficos), recibo periódicamente sus comunicaciones. Esta es sobre una jornada que incide en la idea de la educación para preservar los derechos del autor, también en la Universidad. Como para casi todo, lo fundamental es la educación recibida. Si no respetamos los derechos del autor y su trabajo, ¿dónde vamos? 
Educación y derechos de autor
Madrid, 09/10/2017. Es necesario formar a los jóvenes en el respeto a los derechos de autor y el sistema educativo es un espacio clave para ello. Esta fue una de las conclusiones de la sesión que CEDRO organizó en LIBER, el pasado 4 de octubre.

Bajo el título Educación y derechos de autor, nuestra Entidad reunió a Carlos Guervós, subdirector general de Propiedad Intelectual del MECD; Vicent Climent, presidente de la Comisión de Bibliotecas REBIUN y rector de la Universitat Jaume I, y Carme Riera, escritora, académica y presidenta de CEDRO. El periodista Fernando García del Río moderó la sesión.

Climent aseguró que «las universidades deben ser respetuosas con la propiedad intelectual y con los creadores». En este sentido, explicó la dualidad que existe en estas instituciones educativas, en la medida en la que son generadoras de contenidos y a la vez sus profesores y alumnos utilizan materiales protegidos por los derechos de autor. Desde su punto de vista, y debido a que se dedican a la formación, afirmó que las universidades deben tener una «consideración especial» en este tema. Asimismo, puso encima de la mesa una de las cuestiones que les afecta directamente como es la «socialización del conocimiento».

Por su parte, Guervós subrayó el hecho de que es esencial la protección de los derechos de los generadores de contenido para que puedan seguir creando cultura. Para ello, consideró estratégico que exista un equilibrio entre los derechos de autor y otros, como el de educación, en beneficio del «interés general».

Precisamente Riera puso como ejemplo de buenas prácticas para conseguir este equilibrio el acuerdo alcanzado en el año 2016 entre CRUE, CEDRO y VEGAP. Este convenio ha servido para que las copias parciales de libros y demás publicaciones que se suben a los campus virtuales se hagan de forma respetuosa con los derechos de autor y se pueda remunerar a los autores y editores de los materiales reproducidos.

Todos los participantes destacaron la importancia de la formación en materia de la propiedad intelectual, sobre todo, en el ámbito educativo. Riera afirmó que «estamos mejor que antes, pero hace falta mucha pedagogía».Climent concluyó que la universidad tiene que ser «complice» en esta formación. 

sábado, 23 de junio de 2018

Congreso Científico Nacional en Valladolid

Desde mañana día 24 hasta el 27 de Junio estaré en Valladolid, en el Congreso de ACEDE (Asociación Científica de Economía y Dirección de la Empresa). 

Agradecida a la organización por la aceptación del trabajo de investigación, así como por las tareas encomendadas de discusión de trabajos y presidencia de la sesión de FINANZAS sobre DEUDA CORPORATIVA Y RIESGO en la que se presentarán y evaluarán cuatro trabajos de investigación. 

                       http://acede.org/congreso/



Cada vez que vuelvo a Valladolid, me acuerdo de lo que me llamaban algunos trabajadores de Caja España en León, cuando trabajaba en una compañía de Auditoría contable, al finalizar mis estudios. Y me decían: "Aquí viene la señorita de Valladolid a pedir informes de tesorería". Corría el año 1994. ¡Qué vieja soy!. Tal vez hoy, tal cosa pudiera ser considerada micro-machismo. 

Ni idea. Lo decían con una sonrisa en los labios y con cierta sorna, lo cual me daba a entender que los de León quizás tengan algo en contra de los de Valladolid, que son la capital de ese Reino castellano, cuando León en su momento fue un Reino. Lo ignoro. Tampoco pregunté ni le di mayor importancia. 

Me limitaba a contestar seriamente: "Soy de Oviedo y necesito los informes, por favor". 

Y se les quitaba la sonrisa y la sorna y yo podía hacer mi trabajo sin ningún problema. De hecho, ningún hombre me ha dado nunca ningún problema en mi trabajo. Ni en la banca, ni en la auditoría, ni en la Universidad. 

GILBERTO SANTA ROSA "ESAS LAGRIMAS"

viernes, 22 de junio de 2018

Entrenamiento de ajedrez con las jóvenes promesas del RGCC



El pásado sábado 16 de junio nos invitaron a los padres de los niños que forman el equipo federado de Ajedrez del Real Grupo de Cultura Covadonga a una cena en el lugar. Previamente, los niños habían tenido una clase con un profesor invitado que además de gran ajedrecista es abogado y médico. 

Tras comprobar cómo es por dentro una clase de ajedrez, creo que las reuniones de reflexión en comunidad de los monjes cistercienses eran casi una juerga propia de la ruta del bacalao, al lado de esto. 

En fin, el que por su gusto corre, jamás en la vida cansa. Y aquí las que corren son las neuronas, así que luego toca salir del aula y ponerse a correr en las estupendas instalaciones del Grupo. 

En la semana previa a la competición nacional en Salobreña en el mes de julio, mi hijo tiene cuatro horas de preparación diarias todas las tardes con un entrenador especialmente invitado para ello. Renuncio a preguntarle, cuando llegue a casa, si lo ha pasado bien. Ya me sé la respuesta y eso es lo único importa: que lo disfruta mucho. 

Un galán llamado Ingmar Bergman

Se suele decir que a la tercera va la vencida y en su caso fue con la QUINTA esposa, con la que Bergman sentó la cabeza y descubrió una inédita felicidad. Era elegante y refinada y atendía su correspondencia. Lo hizo feliz y cuando Bergman murió dejó muy claro dónde y con quién quería ser enterrado: mirando al mar y junto a su última esposa y el gran amor de su vida. También señala el reportaje que se arrepintió de su pasado y de cuidar más su trabajo que a las personas hasta que llegó la bella Ingrid von Rosen. En realidad todas eran bellas: ahí está también Liv Ullman, con la que estuvo 5 años (de 1965 a 1970). 

No es sólo belleza. Es que llegue el momento a la persona y que la belleza tenga algo que sea importante y definitivo. Y para él lo fue. Tarde, pero lo fue . Más vale tarde que nunca. 


REPORTAJE EN XL SEMANAL: 

https://www.xlsemanal.com/conocer/cultura/20180615/ingmar-bergman-peliculas-y-mujeres.html

Sin complejos

No puedo evitar observar en algunas posturas de defensa de la igualdad de la mujer, una especie de complejo por ser mujer. De hecho, así lo he defendido en algún artículo en prensa. No hay que tener complejos por ser mujer o pensar que necesitamos de ayuda o cuota adicional para lograr las cosas. En absoluto. 
No hay que tener complejos, ni por ser mujer, ni por nada en la vida. Y si se tienen, es preciso superarlos. Yo tuve uno. Lo reconozco. Me gustaría haber sido más alta. Lo natural es que una hija supere la estatura de su madre y, en mi caso, no pudo ser. No tengo ninguna duda de que mi hija será más alta que yo. Siempre pensé que eso me había sucedido porque mi padre no era alto. Así que le dí mucha importancia al asunto y lo viví como un cierto trauma en mi infancia. 
Me casé con un señor que mide 1.90 y se me quitaron todos los complejos. Mi hijo será altísimo y mi hija, más alta que yo. 
Ya no me fijo en la estatura de las personas, ni en la mía propia que considero perfectamente normal para ser española. Para ser holandesa igual no, pero por española paso perfectamente. 
La vida, mejor vivirla sin complejos. No me gusta el whisky pero ese viejo anuncio de DYC siempre me ha gustado. 

Sin complejos, señoras. Trabajen y vivan sin complejos. 


Clitoriarcado

La reacción de este abogado ovetense ante el cambio del nombre del Colegio de Abogados pone de manifiesto que los hombres también se cansan. 

Aviso a navegantas: "Los hombres también se cansan".  

REFERENCIA EN EL COMERCIO: 

http://www.elcomercio.es/asturias/letrado-ovetense-tilda-20180622001035-ntvo.html



http://www.elcomercio.es/asturias/cambio-nombre-colegio-abogados-gijon-20180622001146-ntvo.html

jueves, 21 de junio de 2018

Poesía en lengua astur


Sobre´l dolor

Esti nun ye´l dolor del corazón, 
nun ye´l del alma, 
la rosa abierta del deseyu
o l´aire xélido de la soledá. 
Esta ye l´aguya que penetra, 
implacable, na piel ferío, 
la foína que clava les sos uñes
con saña, el desgarru
y el sangre. 
Esti ye´l dolor de la canar, 
el dolor que nun permite
otru dolor, 
que nun almite consideraciones 
al marxe, 
ríos de tinta, imáxenes
sobre´l dolor. 

Y después, con too y con ello, 
inda queden por facer 
toles preguntes. 


Berta Piñán.
Trozos/Cachos. Editorial Saltadera. 2018


Acto de Graduación en el Conservatorio




Janet Baker sings "Che farò senza Euridice" from Gluck's 'Orfeo ed Euridice"

Ayer tuvo lugar el acto de Graduación de los Alumnos del Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón. Son pocos los que terminan la carrera, la verdad. La música, la buena música es muy dura y no apta para todos los públicos. La Asociación de Padres que presido entregó un premio al mejor expediente, que era realmente brillante. 

Dejo fotos del evento en el maravilloso marco de la Iglesia de la Laboral y copia del programa. Una alumna de canto interpretó el aria de Gluck que encabeza esta entrada. Lo hizo realmente bien. Aquí queda la espléndida versión de Janet Baker. Que la disfrute amable lector. 







Sin sentir por la droga

Como es un mundo que me queda tan lejano, me sorprendió mucho leer algunos de los testimonios de toxicómanos en este reportaje tan interesante del Dominical que acompaña EL COMERCIO. Me sorprende que digan que la cocaína y el enganche a la droga, en general, les anula sentir. Y los que han logrado rehabilitarse dicen que vuelven a sentir: lo bueno y lo malo. Muy meritorio el trabajo de estas personas que colaboran en este proyecto. 




https://www.xlsemanal.com/conocer/sociedad/20180612/adiccion-y-consumo-de-drogas-proyecto-hombre.html#foto1


¡Vaya por Dios!

Pero, es que ¿no hay nada eterno? Sniff, sniff....

REFERENCIA DE NOTICIA EN EL COMERCIO: 

http://www.elcomercio.es/gente-estilo/juana-acosta-ernesto-alterio-separan-ruptura-20180620112235-nt.html

Juana Acosta y Ernesto Alterio se separan



Eran una de las parejas más estables del cine español con casi 15 años de relación, aunque ellos ni confirman ni desmienten la ruptura. 

miércoles, 20 de junio de 2018

Límites - Jorge Luis Borges



De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido
a quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.
Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?
Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.
Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.
Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.
Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.
No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.
¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.
Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio, tiempo y Borges ya me dejan.

La mente abierta de Eugenides

 En esta interesantísima entrevista, Jeffrey Eugenides señala la importancia de destacar que existen  comportamientos y actitudes masculinos que deben desaparecer, alertando sobre el hecho de que, erróneamente, se pueda considerar a los hombres inherentemente tóxicos. No cree que eso sea de ayuda para nadie y, evidentemente, estoy totalmente de acuerdo con él.


Jeffrey Eugenides: “He visto el sueño americano alcanzado y luego echado a perder”



¿Qué tiene un cuento que no tenga una novela? A Jeffrey Eugenides (Detroit, 1960), la diferencia le resulta cada vez más imperceptible. “Mis cuentos más recientes fueron escritos como si fueran novelas que hubieran encogido”, confiesa el escritor, cortés y algo taciturno, en una sala de reuniones de la Universidad de Princeton, campus ahogado en la naturaleza y repleto de carteles que anuncian veladas de poesía queer o defensas de tesis doctorales sobre la mujer afroamericana en la ficción televisiva, en el que enseña escritura creativa desde hace una década. El autor de Las vírgenes suicidas y Middlesex acaba de publicar su primer libro de narrativa breve, Denuncia inmediata (Anagrama), que recoge todos sus relatos desde 1988 e incluye también un puñado de textos inéditos. Casi todos están centrados en las miserias cotidianas de personajes inmersos en crisis existenciales y tormentas económicas, que creó a partir de una aguda observación de su interioridad y la de sus semejantes.
P. Casi todos sus personajes se enfrentan a las mismas dificultades. ¿Podemos verlos como un mismo individuo con diferentes máscaras?
R. Estaría de acuerdo, en parte. En especial, los personajes masculinos, variaciones de un mismo tipo de persona: un hombre blanco, estudioso y culto, no muy distinto de mí mismo. En los cuentos de Alice Munro sucede algo parecido: en un relato, la protagonista es una librera adúltera, que se transforma en la encargada de una tienda de ropa en la siguiente historia, pero la fuente suele ser la misma. Cuando entregué el manuscrito a mi editor, me dijo que lo había leído como si fuera una novela, porque los distintos cuentos recorren un arco temporal que abarca toda una vida.
P. Los personajes de sus ficciones largas son más novelescos y románticos. En cambio, los de sus cuentos parecen personas corrientes. ¿Por qué?
R. Siempre concibo mis personajes como personas corrientes, aunque en mis novelas parezcan más épicos y dramáticos, tal vez por una cuestión de espacio. Muchos de estos cuentos fueron escritos en tiempos de una gran ansiedad económica. Por eso los personajes se enfrentan a asuntos prosaicos: tienen problemas financieros, no saben qué hacer con sus vidas, les cuesta encontrar trabajo…
P. No debe de ser su experiencia, habiendo crecido en una familia adinerada de Michigan…
R. En realidad, mis padres nacieron pobres. Mi madre, hija de una mujer soltera, creció en una miseria abyecta. Y mi padre era hijo de inmigrantes griegos, también bastante pobres, aunque después se metió en los negocios y ganó mucho dinero. Cuando yo llegué al mundo, se habían convertido en una familia pudiente de Detroit. Pero luego él perdió su fortuna y terminó muriendo en la ruina… En los primeros 30 años de mi vida, vi el sueño americano alcanzado y luego echado a perder. Si me fascina el dinero es porque conozco la importancia que tiene en mi país, pero también su evanescencia.
P. ¿Es este su libro más crítico respecto a su cultura?

R. No fue mi intención, pero es posible. Muchos de los cuentos fueron escritos durante la presidencia de George W. Bush, esos años dorados… [sonríe con sorna]. Pero creo que todos mis libros han dado cuenta de la realidad política de su tiempo. Nací en una ciudad que simboliza el declive estadounidense y crecí convencido sobre su existencia. En los noventa llegó Bill Clinton y todo el mundo empezó a creer que ese declive se había detenido. Se hablaba incluso de hiperpoder. Recuerdo haberme preguntando si hacía bien en tener ese sentimiento elegiaco. Ahora sé que no me equivocaba…

P. En algunos cuentos hay una correlación entre la desilusión vital de sus personajes y la decepción que les inspira su nación. ¿La comparte?
R. Uno de los relatos, Magno experimento, surgió al releer a De Tocqueville. Me pregunté qué había cambiado desde su tiempo, qué iba mejor y peor. Lo que va peor es que la disparidad de la riqueza nunca había sido tan grande como ahora. En cambio, en aquel tiempo se creía que, para que la democracia funcionase, todo el mundo debía tener más o menos el mismo dinero, que entonces no era demasiado…
P. ¿Y qué es lo que va mejor?
R. El progreso en la igualdad racial es esperanzador. Sé que es un motivo de discusión y revaluación constante, pero al tener 58 años sé lo mucho que ha cambiado desde mi infancia.
P. ¿Diría que la de Trump es la peor presidencia de la historia?
R. Es la peor que yo haya visto, pero no creo que sea la peor de la historia, porque existen cosas terribles en nuestro pasado. En cierta manera, lo que vivimos hoy se parece a lo que sucedió con Nixon, aunque ahora no tengamos la fuerza motriz de la guerra de Vietnam para unificar todas las luchas. Los objetivos son más borrosos que entonces. Pero diría que, si el movimiento sigue adelante y conquista un poder duradero, se terminará pareciendo bastante a lo que sucedió en los sesenta…
P. La vulva oracular es la génesis de su novela Middlesex, protagonizada por un personaje hermafrodita, por la que ganó el Pulitzer en 2003. Las cuestiones relativas al género han cobrado, desde entonces, una visibilidad inimaginable.

R. Cuando fue publicada tenía que explicar a la gente lo que era la identidad sexual, porque no lo sabían. La idea de contar con un narrador intersexual causaba rechazo. Había gente que lo encontraba asqueroso... Tuve muy buenas críticas, pero no fue un éxito en absoluto. Hoy se entiende mejor que cada persona se sitúa en un punto distinto de un espectro de género que va del hombre a la mujer. Toda mi novela estaba pensada como un argumento contra el determinismo genético y a favor del libre albedrío.
P. En el relato que da título al libro introduce los mensajes de texto como parte de la trama. ¿Reproducir las nuevas formas de comunicación es una asignatura pendiente para la literatura actual?
R. Tal vez, aunque a veces exageremos un poco… No recuerdo ningún periodo en que la literatura haya tenido una relación íntima con la tecnología. Cuando se inventó la radio, la gran mayoría de escritores no se pusieron a escribir sobre el asunto y no pasó nada. Es gracioso ver las sitcoms de los 90 como Seinfeld: todos acuden al apartamento de Jerry a decirle algo. Eso hoy ya no sucedería: se limitarían a mandarle un mensaje. Y, si fuera así, no habría interacción ni conflicto. Con la literatura tiene solución, pero solo si aceptamos un cierto grado de artificialidad que nos permita que los personajes se sigan encontrando para que la acción siga teniendo lugar.
P. ¿Cree que la pantalla ganará la guerra contra la palabra escrita?
R. Acabo de leer un ensayo de Marilynne Robinson donde sostiene lo contrario: que Internet, pese a todos sus problemas, nos ha recordado que seguimos necesitando el pensamiento complejo. En la red hay cientos de espacios para una escritura extensa y coherente. La pantalla no ha hecho más que revelar una propensión a leer, a escribir y a pensar que sigue estando viva en nuestros cerebros. Somos animales que leen y que piensan. Y seguiremos desarrollando esas actividades, aunque sea de nuevas maneras…

P. ¿Está trabajando en una nueva novela?

R. Sí. Será una novela breve sobre dos adolescentes que se encuentran en un tren en 1978: un actor y un universitario muy confundido sobre su identidad y su sexualidad…
P. Regresa, entonces, a sus obsesiones: la adolescencia y la configuración de la identidad de género. ¿Apoya la tesis de una crisis de la masculinidad?
R. Supongo que sí, es lo que he vivido. Se remonta a mis años de juventud, la época del glam, de David Bowie y Lou Reed, cuando nos preguntamos qué significaba ser un hombre. Fue algo que me afectó y que desembocó en Middlesex, que hablaba sobre qué significa ser hombre o mujer y hasta qué punto está determinado por la biología y por la cultura. Crecí en un tiempo en que los hombres intentaban ser más emocionales. En cambio, los jóvenes de hoy crecen oyendo hablar de una “masculinidad tóxica”. Sé a qué se refieren, a Harvey Weinstein y todo eso, pero debe de ser extraño crecer con tantos mensajes negativos sobre lo que significa ser varón.
P. ¿Preferiría que la actual crítica de la masculinidad fuera más constructiva?
R. Nada de lo que digo se opone a lo que está sucediendo ni al #MeToo. Pero, ya que hablamos de la adolescencia, me pregunto qué efecto debe de tener en un chico de 15 o 16 años. El mensaje tiene que ser sobre comportamientos y actitudes que deben desaparecer, no sobre el hecho de que los hombres son inherentemente tóxicos. No creo que eso sea de ayuda para nadie.

The best friend


https://mobile.twitter.com/ArtFilmCinema/status/1007636527776755712/video/1


David Otero: "'1980' ha sido muy terapéutico"



https://www.tatolatorre.com/producciones/david-otero-jardin-de-flores/

martes, 19 de junio de 2018

Trócolas

                                             Este artículo fue publicado en Tribuna 
                                    en el diario ELCOMERCIO el martes 19/06/2018


                
El que titula es un término utilizado para definir una máquina simple. Le he dado un significado de cuño propio para denominar a aquellas mujeres de enorme simpleza que hablan y hablan y de toda esa verborrea no se puede sacar nada aprovechable. No le veo ningún problema al hecho de que una persona sea locuaz, siempre y cuando lo que diga tenga contenido. Y si así es, cuanto más mejor. Por supuesto, el término también podría aplicarse a los hombres: los hay que solo saben hablar de fútbol y sidras pero nunca me han interesado. Tampoco las mujeres de semejante simpleza. Sin embargo, por el hermanamiento que conlleva el género, me han preocupado. No por ellas mismas, porque en su simpleza ni siquiera son conscientes de sus limitaciones, sino por lo que representan. Ciertamente de todo tiene que haber en la viña del Señor pero no las echo de menos cuando no convivo con ellas y, desde luego, mi lugar de trabajo no es lugar donde se ubiquen, gracias a Dios. Pero me topé con una, de las ejemplares, de las de libro, en el peor momento y lugar: un espacio reducido que facilitaba la escucha de su “ilustrada” conversación. Un transporte público. Yo debía terminar de repasar mi presentación en un seminario de investigación al que me habían invitado en una de las dos más prestigiosas universidades públicas madrileñas. Me tenía bastante preocupada – es un honor que te inviten, pero hay retos y retos en la vida, y los mayúsculos asustan –. Mañana intensa en la Facultad. Recuerdo haber comido rápidamente una ensalada. Me meto en el tren; evito aviones, siempre que sea posible, desde que soy madre. Tres personas en el vagón: una señora mayor, la trócola – yo aún no lo sabía – y servidora. Me puse a desplegar en la mesilla el portátil, los apuntes, las copias de las diapositivas, y, feliz de la vida, pensé que en el silencio y tranquilidad de ese vagón refrigerado que me llevaría a Madrid tendría varias horas que golosamente disfrutaría para revisar mi conferencia. Nada más lejos de la que sería mi realidad a partir de ese momento. 


ILUSTRACIÓN DE GASPAR MEANA 

La trócola entro en acción nada más salir de Gijón y desde ahí, ya no paró. Yo creí que sí, que llegados a Oviedo, donde cogimos más pasajeros, ya terminaría una conversación telefónica que, para estar en un transporte público, ya duraba demasiado. De Gijón a Oviedo hay un trecho. Pues no. Se subió un matrimonio de mediana edad en la capital, y retomando la marcha el tren, ella reinició su conversación. Una nueva charla, con otra persona claro, porque las lenguas de las trócolas son inagotables pero las orejas de los que sufren su “doctas” palabras tienen una capacidad limitada. En su favor tengo que decir que hablaba en un tono perfectamente ajustado en decibelios al lugar en que estábamos – el problema es que yo tengo muy buen oído y estaba en la fila delantera en diagonal –. Era guapa. Muy bien vestida, no muy maquillada, apenas una ligera sombra de ojos azul. Pestañas muy cortas pero rizadas artificialmente para tratar de compensarlo. Siempre recordaré dos “canciones” que me cantaba mi madre de niña: “Susana, no uses jamás rizador de pestañas; no lo necesitas y las estropearás”. Y la otra canción que solo necesitó cantarme una vez: “Hija mía, por favor estudia”. Tanto me lo creí que empecé a estudiar y no paré y, de hecho, escogí un trabajo que es lo más parecido a seguir estudiando. Sin estudio e investigación no hay verdadera docencia. Como digo, la apariencia externa de la trócola era impecable, lo cual es coherente en personas que se preocupan tan poco de cuidarse por dentro, y no me refiero a tomar bífidus activo sino a cuidar y alimentar su cerebro y, sin embargo, se cuidan por fuera. No paraba. Y una llamada, y otra, y ji, ji, ji, y ja, ja, ja. Y llegamos a León y ahí está. Y rebasamos León y sigue la matraca. Le lanzo en diagonal un par de miradas modelo Rottenmeier que mis hijos conocen bien y que no necesitan más palabras. Pero nada. Con ella no funcionan. Lógico. Jamás podría yo criar una persona así. Resoplo, me cabreo, tengo que revisar esto, tengo sed, tengo hambre, una “fame negra asturiana”. El bien avenido matrimonio ovetense se saca su bocata de buen jamón. Tal vez ellos se apiaden de mí y le digan algo porque tras el bocata, cogen su novela. ¿Y dónde está la novela de la trócola? No sabe lo que es. Ignora su utilidad. ¿Y la película? Tal vez le guste y se ponga los auriculares y la vea y yo pueda estudiar. Pero no. Si hubiera visto “Un Reino Unido” se hubiera enterado de la existencia de un país llamado Bechuanolandia, posteriormente Bostwana, conocido por sus diamantes. Se hubiera enterado de que por aquella época se cocía en Sudáfrica una política llamada “Apartheid” y se hubiera ilustrado un poquito. Sin esfuerzo. Sin tener que leer. Pero claro, si lo hubiera hecho igual le hubiese picado el gusanillo de saber más de esa época, de ese lugar, de entrar en otro país que es el de la gente que leemos y que necesitamos a la gente que escribe, y claro, eso supondría salir de “Trocolandia” que es un país donde se vive muy feliz diciendo naderías. La que optó por ver la peli para no oírla a ella fui yo (de todas formas, dormir es opcional y la noche en Madrid puede ser muy larga). Comprobé que la trócola seguía hablando. Si hubiese sido ella Oscar Wilde la hubiera escuchado con placer. Él no hablaba: epigramaba. Terminada la peli, la trócola continúa. ¡Qué sería de estas personas sin tarifa plana! A ratos eran risitas; algunas sospechosamente gozosas. El repertorio de vacuidades tenía cambios de modulación pero seguía siendo lo mismo: conversación vacía. La nada. La náusea.
Llegué a mi hotel y el recepcionista me dijo: “Tiene usted ahí restaurante hasta la una de la madrugada, señora (se debió de percatar de mi “fame negra”)”. Y llegué a mi habitación en el hotel en la calle Agustín de Foxá. Y me tumbé en la cama, no sé si con ganas de dormir o de morir, de la tortilla de aspirinas que necesitaba por la cefalea trocoliana que tupía mi cabeza. Y por un momento deseé morir. Y Foxá me recordó: “Y pensar que, después que yo muera, aún surgirán mañanas luminosas; que, bajo un cielo azul, la primavera…”. El seminario de investigación en Madrid, muy bien. Gracias, amable lector.








Melancolía del desaparecer

Y pensar que después que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas,
que bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas.
Y pensar que, desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata,
bañados por la luz del sol poniente
y noches llenas de esa luz de plata,
que inundaban mi vieja serenata,
cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente.
Y pensar que no puedo en mi egoísmo
llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja;
que he de marchar yo solo hacia el abismo,
y que la luna brillará lo mismo
y ya no la veré desde mi caja.