Este artículo fue publicado en
el diario EL COMERCIO el 17/10/16
La historia nos cuenta que Don Pelayo frenó la expansión de los
musulmanes hacia el norte, comenzó la Reconquista y se le consideró tradicionalmente
el fundador del Regnum Asturorum. La
sabiduría popular defiende que “Asturias es España y lo demás tierra
conquistada”, haciendo referencia directa al siglo VIII, cuando casi la
totalidad de la península estaba invadida por los musulmanes y el cristianismo,
así como los habitantes libres autóctonos de España, los visigodos, estaban
refugiados en las altas montañas de Asturias. A este rey le debemos la
recuperación del país. ¿Se repetirá la historia trece siglos después y se le
deberá a un regente de Asturias la recuperación de este país, evitando así que
vuele por los aires la nación española? Si es así, desde luego, me siento muy
orgullosa de ser asturiana y me sumo al orgullo ya expresado en este aspecto
por otros colaboradores de EL COMERCIO, en fechas recientes. Orgullo patrio sentí
este pasado 12 de octubre, que pasé en Madrid. A algunos catalanes no les
parece fiesta nacional; a mí, sí. Y ese lluvioso día madrileño no pude evitar
sentir orgullo asturiano y español con fuerza redoblada.
Cuando la noche del sábado fatídico que vivió el PSOE, día del que
no me quiero acordar, un periodista afín a un medio que puede ser considerado
“de derechas” declaró que esa era una noche muy feliz para él, porque lo que
habían hecho los barones del PSOE era evitar que Sánchez siguiera adelante con
sus planes de gobierno alternativo con Podemos, con los nacionalistas y con el
mismo demonio si fuera menester, con tal de ser presidente de la nación,
formando un gobierno “drácula” dispuesto a todo, incluso a tolerar y aprobar
referéndums que pudieran romper la nación a cambio de conseguir su voto
favorable en la investidura, sencillamente no me lo creí. “Cosas del periodista
con sesgo mental”, pensé para mí. Sánchez siempre me ha parecido un político
bastante incapaz – a sus resultados electorales me remito – pero ni en mi peor
pesadilla pude imaginar que haría algo tan diabólico con tal de presidir el
país.
Sin embargo, cuando días después algunos dirigentes territoriales
socialistas, creo recordar que Javier Lambán, presidente de Aragón, fue uno de
ellos, afirmaron que lo que había sucedido en el PSOE tenía por objetivo frenar
el potencial proceso de constitución de un gobierno alternativo que sería
totalmente desastroso para España, entonces me lo creí. Y no pude más que estar
de acuerdo con la afirmación de ese periodista aquel sábado noche. ¡De buena
nos hemos librado! A la cabeza de la gestora del PSOE está el presidente del
Principado de Asturias para poner orden en tanto entuerto. Temple no le falta a
Javier Fernández, que preside un Principado, – somos Principado y el resto,
territorio conquistado de comunidades autónomas –. Sea como fuere, si el
Presidente del Principado logra desbloquear esta situación de falta de gobierno
que sufrimos los españoles desde el pasado mes de diciembre, pues bienvenido
sea y bien orgullosos que debemos estar los asturianos de que desde el norte de
España se llegue a una solución para una situación tan desnortada como la que
vivimos y que provoca la hilaridad internacional. Recibí a finales del verano
en mi casa a una profesora de Alemania con la que mantengo mucho contacto desde
mis estancias docentes en ese país y, sinceramente, los chistes que se cuentan
en Alemania por nuestra situación me hicieron sonrojar. Estamos ganando a pulso
que nos tomen a chirigota en el resto de Europa.
A ver si va a ser verdad que la historia se repite y que Asturias
es España y todo lo demás, tierra conquistada y recuperada, que iba camino de
desaparecer a causa de las malas artes de un tal Don Pedro, esperemos que
cadáver político, por los siglos de los siglos, amén. Y a ver si un nuevo Don
Pelayo, de apellido Fernández, nos salva del desastre. Si tal cosa logra, creo
que podemos empezar a construirle una estatua en la plaza del Marqués. No
estaría mal que además barriera un poquito para casa, para este territorio
astur tan necesitado, a cambio del desbloqueo. Yo lo haría, amable lector.
¡Vaya que si lo haría! ¿Acaso no lo hicieron los políticos nacionalistas catalanes
en el pasado, a cambio de la investidura del presidente de turno? Los mismos
que ahora quieren descuartizar el país, antes le sacaban los cuartos.