Este artículo fue publicado en la SECCIÓN DE ECONOMÍA
del diario EL COMERCIO el sábado 29.06/2019
La economía española lleva cuatro años
consecutivos creciendo por encima de la media de la eurozona. Paralelamente, la
tasa de ahorro ha disminuido hasta mínimos históricos. Aunque, a primera vista,
ello podría sugerir un escaso margen de maniobra de los hogares para acomodar
sus decisiones de consumo en caso de que el contexto económico empeore, yo creo
que aún no se puede sacar esa conclusión. Y, desde luego, el nivel de tipos de
interés no ayuda. Cuando explico a mis alumnos la estructura de capital
bancaria y la base de su negocio, en ocasiones, comparo los márgenes bancarios
con los que se pueden obtener, por ejemplo, con la fabricación y venta de una
botella de agua. Les pongo este ejemplo como producto barato para intentar
hacerles ver que la banca trabaja con márgenes muy inferiores a eso: que el
dinero es más barato aún. No lo han tenido fácil los bancos en los últimos tiempos
con los niveles de tipos de interés pero, tras el reciente anuncio del BCE de
sopesar nuevos estímulos con los que impulsar la inflación, el negocio bancario
se va a convertir en el más difícil todavía. Mario Draghi estudia una bajada de tipos o compra de deuda para alcanzar los
objetivos, si su meta de conseguir una inflación cercana al 2 % continúa en peligro.
Tal afirmación resultó de máximo interés tras divulgarse que la inflación de la eurozona en mayo fue
del 1,2 %, lo que hace que se prevea complicado lograr la meta de cerca
del 2 % que el organismo mantiene. Draghi
defiende que el BCE ha demostrado que no tiene pocas herramientas para
responder a las crisis y que, algunas de ellas, como los tipos de interés negativos, han
demostrado ser efectivas. Recuerda
que la política del organismo es "paciente, persiste y prudente". Y
es aquí donde yo me cuestiono, ¿de veras es prudente bajarlos a negativo? Las entidades bancarias, como puede suponer, amable lector, no están muy
contentas ni con la situación actual, ni con la previsión de bajada por las
dificultades que entraña. Luis de Guindos, en línea con Draghi, rebate
a las entidades bancarias al recordarles que los tipos bajos han tenido un
impacto positivo en su actividad durante los últimos años.
El
vicepresidente del Banco Central Europeo ha instado a las entidades españolas a
continuar el esfuerzo de reducción de costes realizado durante los últimos años
para seguir ajustando las partidas que más gastos le suponen como la red de
oficinas y la plantilla ligada a esas sucursales porque hay una desaceleración
en la economía mundial, la europea y en la española, aunque menor, que puede
acabar por afectar también a la actividad bancaria. Insiste
en actuar en términos de reducción de exceso de capacidad, eliminación
rápida de los créditos dudosos y mejorando su relación de costes con respecto a
los ingresos que generan. Durante la última década, la banca española ha pasado
de contar con 45 grupos bancarios (antes bancos y cajas) a tener poco más de
una docena en la actualidad. En este periodo, el cierre de oficinas ha supuesto
una merma del 40% de la red al pasar a tener 26.319 sucursales. La reestructuración
laboral ha supuesto la salida de un tercio de toda la plantilla, hasta los 187.182
trabajadores hasta finales de 2018, según el Banco de España. De hecho, dos
grandes grupos como Santander y CaixaBank han formalizado sendos Expedientes de
Regulación de Empleo (ERE) que supondrán las salidas de 3.223 y 2.023 empleados
en los próximos meses, respectivamente. La insistencia de Luis de Guindos
acerca del ajuste de costes se justifica porque en el conjunto de la Unión
Europea aún representan un 60% de los ingresos frente a poco más del 50% en
Estados Unidos. Luis de Guindos y el gobernador del Banco de España, Pablo
Hernández de Cos coinciden en apuntar que los bajos tipos de interés han tenido
un impacto positivo desde el punto de vista de una visión global. Hernández de
Cos ha reconocido que, en su conjunto, el efecto neto es positivo para los
bancos. El gobernador admite que si bien es cierto que reducen el margen
financiero de las entidades, también favorecen que los créditos crezcan más de
lo que lo harían en otra situación, algo bueno para los bancos, y mejora la
capacidad de pago de los clientes, lo que reduce la morosidad, uno de sus
grandes problemas históricos, y permite que puedan vender carteras de activos
dañados. No opinan lo mismo los ejecutivos de la banca, que han vuelto a temer
los efectos de una prolongación de las actuales políticas monetarias más allá
de finales de este año, cuando el BCE había previsto iniciar la subida de tipos.
Por otro lado, esas restructuraciones y ajustes de costes bancarios han traído
consigo importantes prejubilaciones. En este punto, el gobernador
del Banco de España ya insistió en la idea de no practicar prejubilaciones, por
la dificultad de sostenimiento de las pensiones, pensando en lo contrario, en
que, en efecto, lo propio será alargar la edad de jubilación. Totalmente de
acuerdo estoy y, además, completamente convencida de que el problema económico
más grave que tenemos en este país, y que requiere de un pacto de Estado
urgentísimo es la insostenibilidad del sistema de pensiones tal cual está.
Sencillamente, si seguimos así, esto rompe. No se sostiene. Una piensa en
ahorrar y trabajar hasta los 70 años si la salud y la institución lo permiten,
pero es que, o se toman decisiones o si no, las cuentas no salen. Los partidos
políticos, en sus campañas electorales y su visión cortoplacista del universo piensan
en actualizar al IPC para garantizar el voto de un sector de población
creciente, pero no piensan en hacer números de verdad y tomar decisiones
acertadas porque eso tiene costes políticos y, además, es difícil y hay que
romperse la cabeza. Y de esto último, con la decreciente capacidad y formación
de nuestra clase política, se hace cada vez más complicado.
Mientras tanto, los tipos de interés
en EE.UU. en el 2,25 %, sin forzar a su banca y con una economía con tasas de
desempleo mínimas, casi próximas al pleno empleo. Tal vez no le está saliendo
todo mal a Trump, ¿verdad? No seré yo quien votase a alguien como él, pero a
los números me remito. Entiendo las razones del Banco Central pero una bajada
bajo cero va a incrementar las complicaciones de la banca y aumentar su
posibilidad de crisis por los riesgos que acarra. Y por aquello del “too big to
fail”, demasiado grande para caer, pensar en que los ciudadanos soportemos el
coste de las crisis bancarias me parece horroroso. Es preciso reactivar la
economía. De acuerdo. Pero no hay que poner en peligro el negocio bancario. De
momento, alivia saber que la banca no cobrará al cliente por
los tipos en el 0% y negativos. El presidente de la Asociación Española de
Banca (AEB), José María Roldán, aseguró que los bancos no se plantean la
posibilidad de comenzar a cobrar a sus clientes por los depósitos debido al
nuevo retraso en la subida de interés, así como tampoco cree que la entrada de
nuevos competidores digitales vaya a propiciar un encarecimiento de los
productos y servicios, sino al contrario. Tengo claro que esa es su voluntad.
Que los bancos no quieren cobrar por ello, pero con un escenario de reducción
de tipos hasta ese nivel, no es imposible que terminen haciéndolo. Y ahí tendremos
el enojo de los ciudadanos. “Meto mi dinero en el banco y me cobran por ello”.
¿De verdad cree, tras leer esto, si ha sido usted tan amable de leer hasta
aquí, que eso sería una feliz idea del director del banco de la oficina de su
barrio?