miércoles, 5 de junio de 2019

¡¡¡Doscientos besos!!!

No me gusta mucho la literatura de Julia Navarro. Ya lo he dicho en alguna ocasión. No entiendo porqué tiene tantos lectores. Leo habitualmente sus artículos en el suplemento femenino que acompaña EL COMERCIO, sin fallar ni uno, y siempre me queda la misma impresión: ni fu, ni fa. Obviedades, en muchos casos, ideas sencillas expresadas de forma sencilla....No están mal, pero tampoco me dicen gran cosa ni me hacen pensar, ni me aportan un enfoque nuevo. 
Este artículo que dejo aquí debajo tampoco, pero es divertido y reflejo de lo que les pasa a los escritores hoy en día, que tienen que rular por ferias varias para promocionar libros. Ella se presta a selfies y besos sin problema, por lo que parece una persona muy agradable y cariñosa. 
Lo cierto es que poniéndome en el lugar en el que estoy, el de lectora, sí pediría y he pedido una firma pero no se me ocurriría pedirle dos besos a una escritora o un escritor, cosa que como ella cuenta, parece lo más normal del mundo últimamente. Y a dos por mejilla, le han llegado a cuatrocientos besos en una sesión. 
Me quedo con la frase que cierra el artículo. Si es el escritor el que se levanta y te pide dos besos, que tal vez no sea imposible, es mucho más bello y agradable, y te indica que para esa persona es agradable y deseado el encuentro. ¿Quién se podría negar a tal muestra de afecto?
Y en cuanto a los selfies, pues lo mismo. Todo el mundo pide selfies con escritores o, en otros ámbitos, con gente famosa por cualquier razón. Para subirla a su instagram o Facebook o la red que toque. 
Pero lo bonito, lo realmente bonito sería que el escritor, o escritora, sacara su teléfono y dijera: "¿Nos hacemos una foto juntos?". No es lo habitual, pero tal vez no imposible. 

Visto así, sería la prueba evidente de que el encuentro y la foto es deseada. El lector o lectora ya están allí y demuestran con ello su interés. 
Y si no la pide, es porque no la quiere. Elemental, querido Watson. Y todo lo demás, es marketing, o no negarse por compromiso, porque a ver si piensa este lector que soy un borde, y luego me critica y me afecta negativamente a las ventas...
Es por eso.

En todo caso, felicidades a Julia Navarro, no por su literatura, para mi gusto, sino por su paciencia infinita con el besuqueo. 

Y paciencia infinita también la de Almodóvar. Mi madre y su marido estuvieron en el Festival de cine de Cannes. El esposo de mi madre es muy aficionado al cine pero está en el grupo de los manazas, no de los manitas. Y el teléfono era nuevo. Y no terminaba de saber manejar la cámara y Pedro Almodóvar como un campeón estuvo lo menos dos minutos esperando a que le hiciera la foto con mi madre, y sin perder la sonrisa. Cada vez que cuentan la anécdota pienso "trágame tierra". Qué situación...

En fin. Qué paciencia. Pobrecitos los famosos...pobrecitos. 
Los fans somos una cruz.

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