Por enésima vez, mi primogénito ha sido Campeón de Ajedrez en su colegio. Para el próximo curso se va al instituto, así que dejará hueco para que lo gane otra persona.
Queda feo que yo lo diga, pero competir con mi niño en el cole o en ajedrez rápido en su categoría es como intentar ganar a Rafa Nadal en Roland Garros. Misión imposible.
Su profesor de ajedrez en el cole, Israel, está muy orgulloso de él y lo echará de menos, según dijo. Hizo un bonito discurso señalando que mi niño todo lo hace bien, y que si un día es médico, Israel quiere que lo cure él.
En fin, para echar la lagrimita....
Me costó Dios y ayuda convencerle el pasado viernes que se pusiera el polo y la sudadera del Mundial de Ajedrez. "Que no se puede presumir, mamá". No es presumir. Es poner ropa que tiene en el armario, que luego crece y se le queda pequeña.
Israel: profesor de ajedrez del Colegio Cabueñes de Gijón.
Referencia de noticias de ajedrez con los últimos éxitos, en la publicación EL GRUPISTA del Grupo Covadonga.
Con esta nueva medalla se hace necesaria la compra de un nuevo medallero en casa. Quedan dos huecos: una pendiente más esta otra, a por el siguiente. Y suma y sigue, 12 añitos.
