martes, 4 de junio de 2019

Ledesma Álvarez

"Dani siempre se estaba riendo de ella a su espalda, imitaba su voz aguda, y después decía: "Gorda, chupapollas". A mí no me molestaba, nunca le dije que ella me gustara, aunque lo sabía. Él decía que pasaba de las tías de por allí, que todas eran unas remilgadas caprichosas, guarecidas tras una cuenta corriente. Ramplonas aniñadas suscritas al "Sí, papá", condenadas a convertirse en zorras relamidas, criadoras de cachorros igual de estúpidos que ellas". 

El eco inexistente. 
Jordi Ledesma Álvarez




Es curioso como las novelas pueden trasladar la visión del mundo o la que algunos tienen del otro mundo. De las chicas de por allí...

Tal y como está ubicado el relato podría una encontrarse localizada como una chica de por allí. ¿Obediente a papá? Pues sí. Con cuenta corriente de papá, pero criada y enseñada a crear tu propia cuenta corriente y no depender de nadie. Educada con todos los caprichos, lo cual no te tiene que convertir necesariamente en una mujer caprichosa. Remilgadas...pues no lo sé, tal vez. Lo justo. ¿Ramplona? Espero que no, pero no me corresponde a mí decirlo, claro está. Y condenadas a criar cachorros tan "estúpidos" como ellas. Pues si una es madre, eso es una esclavitud, elegida, pero una esclavitud y una grandeza a la que te condenas voluntariamente. Ya quisiera yo ser tan "estúpida" como mis cachorros. Mis cachorros se salen de la tabla por todos los lados, y es la mayor satisfacción que puede haber en la vida de una mujer que ha sido madre, como servidora. 

Respecto al "oficio" que señala, pues habrá de todo. En las chicas de por allí y en los barrios bajos. Las hay de barrio que se comportarán como tal y también en las chicas de por allí. Y las hay que no se acuestan con otro hombre, a no ser que hayan cambiado de pareja. De todo hay en la viña del Señor. 

Felicidades por el relato. Es muy entretenido. Y muy potente relato criminal y, para mí, también romántico.