domingo, 21 de marzo de 2021

La alegría de Marta Sanz

 La tiene, sin duda, con la nominación al Hammett de este año. Está como una "guaja" con zapatos nuevos. No sé si lo ganará pero que está feliz con la nominación, no hay duda. Enhorabuena Marta y gracias por firmarme los libros con tanto detalle y dedicación en una pasada edición. Un "cachín" de pan es esta mujer. 

Así expresa ella su alegría. ¡Felicidades por la nominación!

msanzpastor7 (instagram)

Hoy todo son alegrías. Nos hemos regalado el paladar con besuguito al horno como comida de celebración del santo laico de mi Chemi. Somos de la escuela agnóstica, pero muy creyentes en las fiestas. Aunque sean encapsuladas y tan, tan íntimas. También hemos felicitado a mi padre que no es patriarca ni paternalista ni padre de la Iglesia o de la Patria. Pero es mi papiblue. Y, por si todo esto fuera poco, me han comunicado que nuestras #pequeñasmujeresrojas es finalista al Premio Hammett, un premio negro y maravilloso, que se concede en el marco de la Semana Negra de Gijón. La competencia es dura: Piñeiro, Gil, Silva, Barceló... Pero eso me hace sentirme orgullosa. Casi feliz. Me acuerdo de mí hace diez años comiendo fabada en mi primera Semana Negra. Fumábamos como carreteros por todas partes y nuestro humo transformaba Gijón en un Londres brumoso, en un local nocturno, en una sala de interrogatorios. Era mi primera vez y lo flipé cuando escritoras y escritores montaron una representación de La venganza de Don Mendo. Elia Barceló, precisamente, hizo de Magdalena. Se sabía el papel de cabo a rabo. Allí conocí a Fallarás que fue la primera mujer en ganar este premio. Llevaba una rosa en la mano y me dijo cosas que nunca olvidaré. Allí estaban Luisge Martín, Fernando Marías y Marcelo Luján. Gente muy buena. Nunca pensé formar parte de una nominación tan fabulosa, aunque puede que Hammett, desde las páginas de mi novela, citado al principio de un capítulo, me haya transferido buena suerte, tinta roja y el juego de palabras que cambia el nombre de Azafrán en Azufrón, boca del infierno y de la fosa habitada por descompuesta carne cantarina con ganas de reír. Mi timidez del año 2011, las fabadas y la sidra de Gijón en julio, Ángel de la Calle que el año pasado me dio un Rufo por amor, la gratitud a todas las personas que han votado a mi novela son... parte de mí.
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