domingo, 16 de septiembre de 2018

Castillos de naipes femeninos

En cierta ocasión, leí en un libro de Rosa Montero que las mujeres que nos gusta leer, somos muy dadas a hacernos castillos de naipes y luego, chocar de bruces con la cruda realidad. Cuando lo leí, me recordó al Quijote de la Mancha, con la cabeza atascada de lo leído en libros de caballerías. Ya me gustaría a mí haber leído la mitad de lo que ha leído Rosa Montero.  He estado liada con las mates, con las teclas del piano...pero me sucede lo mismo que a ella. Yo me lo tomo de otra forma: como una manera de vivir las cosas TRES veces. No una, ni dos, sino tres. Primero, como las sueño en mi cabeza. Segundo, como las vivo. La realidad pura y dura o maravillosa, según toque. Por eso, la segunda vez es la buena y mi número favorito el 2. Y la tercera vez, cuando las recuerdo. Y solo merece la pena recordar lo bello de lo vivido. Y a veces hay que esforzarse para recordarlo porque la vida se olvida. Ese es el problema y no el contrario, que la vida se olvida. Por eso está bien escribirlo, dejarlo escrito, para que no se olvide. Ese es el problema y no otro. 

A quien es obligado olvidar es a quien te ha hecho daño de la manera más gratuita y sin que se le haya hecho nada. Ahí hay que dar al "reset" definitivo. 


Tienes razón Rosa. ¡Qué le vamos a hacer! ¿Dejar de leer? Eso nunca.