viernes, 28 de septiembre de 2018

Altanería franchute

Lo siento Fred, pero no me creo nada. ¡Qué quieres que te diga! ¡Que no me lo creo! ¿Tan enfermita estás que no vienes a este pueblín asturianu a recoger el premio, a pesar de lo muy agradecida, agradecidísima que estás?

Supongo que, como manera de agradecer la deferencia que esta tierra ha tenido contigo y que el Jurado te ha nombrado merecedora de este galardón, que no es el Nobel pero tiene su caché, pues supongo que destinarás los fondos del premio a los escritores asturianos, que lo tienen difícil ¿verdad? Tú vendes mucho, y las librerías han reeditado tu obra con esto del premio. No negarás que te ha venido bien y te ha dado un empujoncito en ventas ¿verdad? Que lo he visto yo en librerías con estos ojitos que Dios me ha dado con 0 dioptrías. El láser que hace mucho, ya sabes. Ex miope y eterna amante de los libros. 

Venga niñiña, "estírate un puquiñín", como decimos por aquí que no nos llega ni el AVE, ni casi ná y deja el parné para los escritores asturianos como muestra de ese enoooooooooooooorme agradecimiento que dices que sientes. 

Tengo una entrada por este blog titulada "Un agradecimiento y dos patadas" dedicada a ella. Metió la pata hasta atrás al agradecerlo y ahora, deja claro cuál es su lugar: tan elevado que ni se molesta en venir. 

Paul Auster vino y nos hizo un maravilloso, maravilloso discurso. No me canso de leerlo. No se puede explicar mejor la vocación de escritor. Pero claro, Paul Auster no es ella. 

Ayyyyy!!!! Altanería franchute. Y mira que les he dejado dineros a los gabachos, este verano y muchos de mi juventud para aprender su maravillosa lengua. A los gabachos, en cuanto les dices que sí, que su vino es mejor, que hacemos Rioja pero como Burdeos nada, y que la cocina española podrá prosperar pero como "la cuisine" franchute ná de ná, que fue la primerísima, pues los tienes en el bote. 

Altaneros los hay en todas partes. En la burguesía catalana que tan próxima se ha sentido siempre a Francia y a Europa que le entraron ganas de separarse del resto del populacho español y ahí los tenemos dando vueltas al asunto. ¡Qué aburrimiento, por Dios! ¡Qué cansinos! 

Y en el Principado de Asturias también hay altaneros y altaneras. ¡Cómo no! Niñas bien ovetenses que tocan el piano y hablan un correcto francés, que crecen como princesitas y que este cuento del Princesa que nos cuenta Vargas no se lo tragan. Altaneras sí, pero vamos, que si tienes que ir a recoger de manos del Rector el certificado por la Universidad de Cambridge pues vas, porque hay cosas que no pasan todos los días. Por lo menos a mí. Y bien contenta que fui. No es cuestión de hacer feos ni al Rector ni a la Universidad de Cambridge, ni al representante del Banco de Santander que te ha dado la pasta. Un poquito de por favor. Los excesos son malos. Hasta la altanería ha de saber modularse. Todo en su justo medida, Fred. 



Pero esto del Princesa de las Letras para Fred pues nada. Mejor ir a comprar el pan. Mientras sea pan francés, vale la pena. 

FUENTE EL COMERCIO: 
https://www.elcomercio.es/premios-princesa/letras/fred-vargas-acudira-20180927174051-nt.html

Fatus somos. Más que fatus....


O ahora que lo pienso mejor. Tal vez es que la lista de Fred, que lista la chiquilla es, quiso ser científica y todo, se percata de que no da la talla para el glamour que requiere la alfombra azul. Y el glamour también es un invento franchute que se puede desplegar sobre la alfombra azul. Quién lo tiene, claro. El azul es el color de Oviedo y mi color favorito. Y la Reina irá perfecta. Tal vez sea por eso, porque belleza, glamour y feminidad no tiene en absoluto. A la prueba fotográfica me remito. Tal vez sea por eso. Y para no dar la talla y no desentonar con el estilo que la vetusta capital requiere para ese día, pero sobre todo para los premiados, pues tal vez por eso no viene. 

No te echaremos de menos en la ceremonia, querida Fred. 

À jamais!!!