Cuando lo primero que hago por la mañana es exprimir un limón, y tomarlo en ayunas con agua CALIENTE (unos 40 o 50 segundos al microondas) y no está muy rico, me pregunto: ¿merece la pena empezar el día con un trago amargo?
Haces eso y todo lo demás te parece dulce.
Dicen que elimina toxinas. Pues nada, yo obediente lo hago y limpio mi organismo.
¿Toxinas?
No sé si tendré alguna. No he fumado en mi vida, no me he drogado jamás con nada - ¿la buena música cuenta como droga?- , no me he emborrachado en mi vida, y sí, tomo café por la mañana y una copita de buen vino de vez en cuando. Mejor un buen tinto de Rioja. Me gusta más que el blanco y más que el Ribera de Duero u otros.
Fuera toxinas y fuera gente tóxica, como la gente que predica ese nuevo opio del pueblo al que sabiamente hace referencia Ferré en la columna previa.
Cuidarse y tener hábitos sanos creo que es importante. No puedo hacer nada que conscientemente dañe mi cuerpo. Va contra mi forma de ser. Te puede venir algo malo también aunque te cuides. Está claro. Pero al menos, intentar cuidarse lo mejor posible.
Por cierto, ¿qué comerá Manolo García? ¿Qué hará para cuidarse? Sigo en schock desde que le oí cantar en directo la semana pasada en Gijón.
Pertenezco a una familia de mujeres longevas y con edad biológica inferior a la cronológica y de buena genética, pero lo de Manolo García es de record.
En su presencia y en su resistencia física. Más de tres horas de concierto, y el tío preguntaba al público si quería que siguiese cantando. ¡¡Alucinante!!
¡Qué bien Manolo! ¡Qué bien! Qué felices nos has hecho con tus canciones a los de mi generación y qué bien que te sigas entregando al público de esa forma y que eso te haga feliz. Chapeau!
