martes, 8 de octubre de 2019

Huir de lo que uno es

Grandes músicos muy atormentados ha habido muchos pero, seguramente, uno de los que más fue Franz Schubert. Quien conozca algo de su vida, sabrá que sus problemas, en un mundo como el nuestro, no lo serían tanto. Cada uno es como es. 
Cuando se ponía a componer era feliz. Murió de sífilis creo y su vida fue atormentada. 
Pero cuando se ponía a componer, se ordenaba. En el "texto" musical, es decir, en la partitura, salía su verdad. El problema es que en su vida renunciaba a ser lo que era o, a veces, lo hacía. Huía de ello. Sin motivo, o tendría sus motivos. 
Huir de lo que uno es proporciona infelicidad. Angustia. Búsqueda perpetua. No encontrarse a uno mismo, incluso cuando en su arte lo encontraba, y sabía dónde estaba, en su vida, en muchos momentos no lo hizo. 
Schubert era proclive a la euforia y a la melancolía, pero se estabilizaba componiendo. Seguramente por eso musicó de manera magistral el poema "A la música" de su buen amigo Franz von Schober. 
Componiendo lo tenía claro. Quién era. 
En su vida, rehuyó de lo que era en muchas ocasiones. El artista no es más importante que el hombre. Y si así lo decide, en muchos casos, la consecuencia es la infelicidad y la intranquilidad. 
Una persona satisfecha consigo misma no busca nada. Sabe quién es y que vive la vida que quiere vivir con quien quiere vivirla y satisfecho y seguro de ello. 
En los tiempos de Schubert no era fácil. Afortunadamente muchas cosas están hoy en día superadas.