martes, 7 de septiembre de 2021

VA POR TÍ, LUCHO

 Este artículo fue publicado en TRIBUNA DOMINICAL 

de EL COMERCIO el 08/08/2021


https://www.elcomercio.es/opinion/lucho-20210808001028-ntvo.html

Va por ti, Lucho

Me conmueve y admira su manera de afrontar la adversidad. Seguir ilusionando a un país entero, tener energía para sacar adelante algo importante, decirles a los niños, cuando perdió la semifinal, que hay que felicitar al ganador y seguir


SUSANA ÁLVAREZ OTERO

Hoy toca hablar de fútbol. Reconozco que mi osadía escribiendo no tiene límites, porque no tengo ni idea de fútbol y tampoco me gusta, pero me impactó un tuit del seleccionador nacional Luis Enrique, cuando España estaba en semifinales, que decía «con los ojos cerrados y los sueños despiertos». El sueño de la Eurocopa no pudo ser, pero eso es lo que menos importa, creo yo, porque el equipo ilusionó. El juego vibrante de esos partidos sí que me llevó a ver alguno de ellos, porque en la competición habitual de liga los hay realmente soporíferos.

Lo que me admira de Luis Enrique es que alguien que ha pasado por lo que él pasó, siga teniendo sueños e ilusionando a los demás. Eso es lo que me llevó a fijarme en él. Hubo para mí un antes y un después del triste suceso de la prematura muerte de su hija.

En mi juventud ignoraba a este señor y cuando me lo topaba por las páginas deportivas de prensa, que no leo ni en diagonal, me decía: 'Caramba qué cazu más prominente tiene'. Hasta Neto lo ha reflejado muy bien en alguna de sus magistrales tiras humorísticas en la contra de EL COMERCIO, que siempre me hacen reír. Y si alguna vez lo escuchaba en alguna rueda de prensa, quizás más cuando era entrenador del FC Barcelona, al final de los telediarios, me decía: 'Caramba, Lucho, cómo se nota que yes asturianu'. Es que los hay que abren la boca y no lo pueden, y quizás tampoco quieren, disimular. Y ahí se ubica el hombre en su Twitter: Xixón, BCN, MAD, por ese orden, que no deja de ser la ruta de un hombre de éxito, que ha salido de su ciudad natal para ir a las dos grandes ciudades del país y hacer felices a los futboleros españoles con sus éxitos y estrategias de juego.


Supe algo más de este señor, que es de mi quinta, del 70, por un ingeniero gijonés del 69 que me cortejaba -verbo maravilloso en desuso-. Cuando me llamaba, siempre me preguntaba alguna cosa de la Bolsa y, en alguna ocasión, me comentó cualquier hazaña de su compañero de colegio, Luis Enrique. Yo, al otro lado del teléfono, me sonreía, sin hacer ruido, para que no se notara. Con lo primero, en el fondo, no estaba haciendo más que lo propio de un hombre enamorado: mostrar interés por el trabajo de la chica de sus sueños. Lo segundo me sonaba a farol, a querer hacerse el importante por haber jugado al fútbol en el patio del cole con un tipo importante. Algo innecesario, porque un hombre tiene valor por sí mismo. Y aunque el fútbol me importa un pepino, a la vez me preocupaba, porque la cosa empezaba a ir en serio y cómo va a casarse una con un mentiroso. Sin embargo, no quise comprobarlo, supongo que porque ya estaba muy enamorada y, en tal estado te dices que para adelante con todo, básicamente porque no puedes hacer otra cosa. El amor es una droga dura y cuando te tiene muy enganchada no hay marcha atrás. Pero resulta que no era mentira. Lo comprobé ya casada, mirando los anuarios del Revillagigedo, que se trajo de su casa a la nuestra. Y los vi ahí de niños, con sus caras de pipiolos, uno en el grupo del 70, otro en el del 69. Eso era verdad. Y lo de que quería compartir cama conmigo hasta el final de sus días sigue siendo verdad, tras más de 20 años casados. Como me lo parecía cuando me llamaba con frecuencia. Ya se sabe que en el amor no hay igualdad. Si un hombre muestra persistente interés por una mujer es un hombre muy enamorado. A la inversa, se trata de una loca a la que hay que tomar con prevención, ¿verdad? O, sencillamente, ignorar, por peligrosa.

Volviendo a Luis Enrique: lo que más me llama la atención de este hombre no son sus éxitos futbolísticos. Lo que me conmueve y admira es su manera de afrontar la adversidad. ¿Cómo se puede superar de esa forma lo que ha vivido? Si yo perdiese a mi hija, que tiene ahora 10 añitos, creo que me convertiría en un despojo humano, enganchado a los ansiolíticos, a los antidepresivos, para poder seguir viviendo, o malviviendo más bien, como una mujer zombie, tratando de convencerme de que tengo otro hijo por el que vivir. Luis Enrique también tiene más hijos; creo que eso es determinante a la hora de encarar una adversidad contra natura, cual es perder un descendiente. Realmente le admiro por lo que ha hecho y trato de aprender de ello. Seguir ilusionando a un país entero, tener energía para sacar adelante algo importante, decirles a los niños, porque a ellos se dirigió cuando perdió la semifinal, que hay que felicitar al ganador y seguir adelante. Esa es la enseñanza. Siempre seguir adelante, pase lo que pase. A esta ovetense no le queda otra que reconocer, Luis Enrique, que para ser de Xixón, lo has hecho muy bien. Eres un orgullo para cualquier asturiano. ¡Chapeau!










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En la Selección de Prensa de la Universidad de Oviedo