jueves, 23 de septiembre de 2021

Nuestra lengua ¿no importa?

 Eso le preguntaría yo a quien lo escribe. Al margen de que yo decida o no hablarla, o cualquier otro asturiano ¿no merece un respeto? ¿Podemos pedir respeto los asturianos del resto si no nos respetamos a nosotros mismos?

Mis hijos lo han estudiado en el colegio y eso no les ha impedido aprender inglés y francés. 


https://www.elcomercio.es/opinion/bable-alza-educacion-20210904012943-ntvo.html

El bable al alza en Educación

AL GRANO


JUAN NEIRA

La consejera de Educación quiere que el bable «tenga cada vez más peso» para que sea «un vehículo de transmisión». En la entrevista que se ofrece hoy en las páginas páginas 20 y 21 de este periódico, Lydia Espina afirma que «las lenguas son para comunicar». En efecto, este es el punto clave cuando se discute sobre bilingüismo, trilingüismo (castellano, bable, fala) y cooficialidad. Las lenguas comunican o dejan de ser útiles para la comunidad. En España, las lenguas vernáculas constituyen sobre todo un rasgo identitario que se convierte en arma política. En Asturias se va camino de reproducir el modelo tóxico de otras regiones.

En nuestra comunidad autónoma el alumnado o sus familias, cuando les dan a escoger, eligen otras opciones de forma mayoritaria. La tendencia es decreciente. En Primaria estudian bable un 16% menos de niños que hace diez años. En Secundaria, solo lo cursan el 14% en la red pública y menos de la mitad en la concertada. En cuanto al Bachillerato, el número de alumnos matriculado en bable es residual: 426 chavales en toda la región (curso 2019-2020). La explicación es muy sencilla, el bable aquí y ahora no es un vehículo de transmisión. O lo es en un porcentaje anecdótico. Ese papel lo juega el castellano. El escenario bilingüe que plantean los partidos de izquierda (más un diputado de Foro) es irreal. En ningún territorio con lengua vernácula hay una diferencia tan grande entre los hablantes en castellano y en lengua propia. El Gobierno asturiano tomó, hace 23 años, una medida acertada para proteger el bable con la famosa Ley de Uso y Promoción del Bable-Asturiano. Otra cosa distinta es que no se hayan desarrollado sus potencialidades.

A partir de aquí se puede manipular el plan de estudios para inflar la oferta de un producto que carece de demanda en la calle. Pero que no se engañen los responsables de la Educación, si se quiere recuperar la capacidad de comunicación que tenía el bable en la Asturias preindustrial sólo tienen una vía: convertirlo en asignatura obligatoria, como primer paso, para luego ir reequilibrando las horas de estudio, dando al bable lo que se quita al castellano. En una segunda fase se aplicarían los programas de «inmersión» y tocaría descubrir las aplicaciones que tiene el bable como herramienta de empleo. No hace falta decir que para entonces sería el tema estrella del debate político. Ese camino ya lo recorrieron varias comunidades autónomas, teniendo como primera consecuencia la doble ciudadanía: unos de primera y otros de segunda.