Me parece lo normal. Que nuestro Estatuto se parezca al gallego.
Lo nuestro no va de secesión e independentismo.
Al respecto de ello merece la pena escuchar esto. Con coña catalana. Está bien tomar las cosas así. Es muy sano mentalmente. El problema es que es un problemón, en Cataluña, en el País Vasco y, por consiguiente, en nuestro país. La de catalán que he aprendido yo tratando de entender a los indepes. Sigo sin entenderles a ellos. El idioma sí.
El
Principado ve en el Estatuto gallego el espejo para la oficialidad del
asturiano | El Comercio
El Principado ve en el Estatuto gallego el espejo para la oficialidad del
asturiano
Barbón plantea también incluir en el texto el
«reconocimiento expreso» de Oviedo como capital y sede de la Junta y del
Principado
Si no se hubiera hablado de oficialidad, el Gobierno habría salido
hoy con la reforma
estatutaria prácticamente aprobada. Uno tras otro, la mayoría de
los grupos políticos coincidieron en los planteamientos de inicio del
Ejecutivo. Ya fuese en los más abstractos como actualización y modernización, u
otros como los de ganar en autogobierno y asunción de competencias. Pero lo previsible,
pasó. El asturiano rompió
la baraja y dejó a los partidos divididos en tres bloques. Los del no, PP y
Ciudadanos. Los del sí, PSOE, Podemos, IU. Y la tercera vía, Foro, para quien
no está claro qué quiere el Gobierno. Para todos ellos, menos para Foro, la
oficialidad del asturiano es una línea inquebrantable en la que ninguna
formación está dispuesto a ceder. Por inclusión o por omisión. Vox es la única
fuerza que no acudió ayer a Presidencia. Ni este partido está por la labor de
participar en la reforma ni el Gobierno regional quiere que lo haga por su
oposición a la España de las autonómicas.
Lo dijo el PP. «El
asturiano no puede ser oficial en nuestra comunidad autónoma», subrayó su
presidenta, Teresa Mallada. También Ciudadanos. «No vamos a apoyar una reforma
que recoja la cooficialidad», afirmó su líder en Asturias, Nacho Cuesta.
En el otro lado,
IU y Podemos señalaban que la oficialidad «resolver una anomalía histórica». Y,
por si quedase algún resquicio abierto para el debate sobre esta cuestión, la
portavoz parlamentaria del PSOE, Dolores Carcedo, cerraba el paso a las
formaciones de derecha: «No vamos a renunciar a ello».
Hasta ahora, de lo
que quería hacer el Ejecutivo con el asturiano solo se tenía el concepto de
«oficialidad amable», que repite el presidente Adrián Barbón en las
entrevistas. Ayer, afinaron un poco más. «Declaración de oficialidad del
asturiano, con un tratamiento similiar para el eo-naviego en su exclusivo
ámbito territorial, con previsión de que una ley de la Junta General regule el
uso oficial y la protección del asturiano y del eo-naviego. Se tomaría como
base el artículo correspondiente del Estatuto de Autonomía de Galicia», dice el
punto 6 de las líneas básicas de negociación de la reforma estatutaria que el
Gobierno difundió ayer a los grupos parlamentarios.
Esta redacción,
que fue suficiente para colmar las expectativas de IU y Podemos, no lo
consiguió con Foro Asturias. Su secretario general cree que «no aclara el
modelo que pretenden», y recordó que su formación aboga por «la voluntariedad y
no por la obligatoriedad».
¿Y qué dice el
Estatuto de Galicia? El tema de la lengua está recogida en su artículo cinco.
Por un lado recoge que «nadie podrá ser discriminado por razón de la lengua».
Además, ahonda en que «los poderes públicos de Galicia garantizarán el uso
normal y oficial de los dos idiomas y potenciaran la utilización del gallego en
todos los órdenes de la vida pública, cultural e informativa, y, dispondrán los
medios necesarios para facilitar su conocimiento».
Capitalidad
de Oviedo
El documento de
partida presentado ayer también aborda la redacción de un Preámbulo, la
capacidad del Gobierno de disolver la Junta, o la regulación de las mociones de
confianza o censura. La posible inclusión de la figura de los decretos-leyes no
gustó a todos, aunque solo Foro reconoció «fricciones». Lo que 14 años después
parece que ya no será un obstáculo es el reconocimiento de la capitalidad de
Oviedo, que hizo descarrilar las reforma en 2007 con los socialistas levantados
contra ello. Ahora, el mismo partido defiende que se haga un «reconocimiento
expreso de la ciudad de Oviedo como capital y sede de la Junta, la Presidencia,
y el Consejo de Gobierno.
Llevado esto a las
mayorías parlamentarias necesarias para aprobar la reforma estatutaria, la cosa
sigue igual que antes, en tablas. Se necesitan 27 votos a favor de los 45
diputados de la Junta. El bloque de PSOE, IU y Podemos suman 26. Y aunque a
Adrián Pumares no le gusta que le pregunten por «el diputado 27», la aritmética
vuelve a situarle en esa posición. Esto en el punto de partida, porque lo de
ayer, solo fue la primera toma de contacto.
No parece que vaya a ir para largo. No se quiere. La izquierda es consciente que cualquier cambio en las Cortes Generales podría dar al traste con el desgaste que pueda suponer ahora la reforma estatutaria en Asturias. De aprobarse el texto en la Junta -barajan junio de 2022- este se remitiría a Madrid, donde tendría que ser aprobado por mayoría absoluta tanto en el Congreso como en el Senado. Si no hubiera adelanto electoral, el margen llegaría hasta otoño de 2023. A día de hoy, según los cálculos que echan Podemos e Izquierda Unida, se contaría con una mayoría suficiente para que el texto pudiera salir adelante.