jueves, 23 de septiembre de 2021

Monchu el luanquín

No me interesa nada el fútbol, pero me hizo gracia ver a mi compañero de juegos de verano y chocolatadas y fiestas de disfraces de niñez y juventud, en portada de "EL COMERCIO", a cuenta de no sé que cosa de Eurosporting. Poca Europa ha tenido ese equipo. 

Monchu es de Luanco. Su hermano también fue futbolista. Y su hermana, buena amiga. 

https://www.elcomercio.es/sporting/ultimo-capitulo-eurosporting-20210918000954-ntvo.html

El último capítulo del 'EuroSporting'

Treinta años de la visita del Partizán. EL COMERCIO reúne en El Molinón a once miembros, jugadores y auxiliares, de la última generación que jugó la UEFA



Monchu, el primero por la izquierda. 


Unas semanas atrás, en pleno estallido de la Guerra de Los Balcanes, José Antonio Redondo había viajado hasta Belgrado para ver al Partizán en directo. Retirado ya como futbolista, era el segundo de Ciriaco Cano, el entrenador. Y por ende, sus ojos y oídos en muchas cuestiones. Como la preparación de la que sería la última participación del Sporting en la Copa de la UEFA, que arrancaría -tal día como hoy- hace exactamente treinta años en una visita del Partizán a Gijón. Una dolorosa reliquia para el sportinguismo. «Fui a ver al Partizán a la que entonces era la antigua Yugoslavia y recuerdo que en su liga no había empates; todos los partidos que acababan sin ganador se resolvían por penaltis», contextualiza Redondo. Y en esas ejecuciones de desempate vio algo. Casi una premonición en un caprichoso destino. «Tuve esa suerte, lo vi y lo anoté». Omerovic, el portero rival, siempre se tiraba para el mismo lado. Y este detalle desencalló la vuelta, a la que se llegó tras un 2-0 en El Molinón y un 2-2 en Estambul, a donde se desplazó el partido por la guerra.

«Salvo Milan (Luhovy), que lo tiró hacia el otro lado, los que lanzaron fue hacia el lado que indicó 'Redo'. Y funcionó», se apunta en la reunión de EL COMERCIO. «Es que Milan tenía miedo de que cambiase de repente y se tirara hacia el otro, y así falló», se explica. Pero, claro, remarca Redondo, «Emilio Isierte estuvo sensacional parando penaltis». Once miembros de aquella generación -jugadores, técnicos y auxiliares, como el doctor José Antonio de la Fuente, el incombustible 'fisio' José Manuel Loza, el preparador físico Pepe Llaneza y el utillero Juan Zarracina- recuerdan aquella eliminatoria que simbolizó el principio del final del 'EuroSporting'. Eliminado el Partizán del gran Pedja Mijatovic, Jokanovic y compañía, al equipo le salió cruz en la siguiente eliminatoria, en dieciseisavos, contra el Steaua de Bucarest (2-2 y 1-0). Ahí caducó el pasaporte del Sporting.

«La eliminatoria contra el Partizán fue muy buena porque tenían un equipazo y la tuvimos muy controlada. En la del Steaua, aunque pasaron ellos, dimos muy buena imagen. Para mí fue un recuerdo imborrable porque era un crío, con 21 años. Entonces, claro, no pensábamos que el Sporting no fuera a ir más a la UEFA», desempolva Abelardo.

Controla y prolonga Monchu, que marcó uno de los goles contra el Partizán de Belgrado: «Para mí fue un subidón tremendo, imagínese. Era lo que buscaba desde niño y, encima, tuve la suerte de marcar ese primer gol contra el Partizán. Fue un año bueno para todos y yo me beneficié». Y remata Joaquín: «Yo no pude jugar ese primer partido en El Molinón, sí el segundo. Luego ya el Steaua nos amarró bien en la siguiente eliminatoria, en Gijón, y la vuelta fue muy complicada, en un ambiente difícil».

El curso anterior, recuerda alguno, nadie pensaba que el Sporting se fuera a clasificar. Y El Molinón, comparten todos, no era precisamente un dechado de paciencia. La UEFA era una exigencia y el respaldo había que ganárselo. «Hoy en día es algo espectacular, pero en aquella época no éramos ni conscientes de ello ni tampoco se valoraba, logrando clasificarnos con un grupo de casa. De aquella, la gente que venía al campo lo hacía con el recuerdo de los años dorados. Era casi una obligación estar en la UEFA», ratifica Arturo Martínez.

El cambio del fútbol

La presión por heredar tan colosal legado era tremenda para los canteranos del momento, a los que salía la barba nada más pisar El Molinón. «El penalti que tiré en Turquía, lo pienso ahora, y fui un inconsciente. Si lo llego a fallar, con mi madre, que tenía una tienda en Ramón y Cajal, que la gente nos conocía...», suelta con una sonrisa Arturo. Asiente Donato Alcalde, 'Tati': «Siempre conocí esa exigencia; no había otra cosa que meter al equipo en competición europea. Y cuando se conseguía, no se le daba trascendencia, pero eso también nos obligaba a tener objetivos importantes».

El fútbol ha cambiado mucho desde aquellos días, reflexiona en voz alta Juanma. «El tema económico marca mucho las competiciones y de aquella, con un equipo de chavales y cuatro de fuera, jugábamos la UEFA», aprecia. Los nombres de Juanele e Iván Iglesias también asoman en la conversación de aquel grupo que voló por Europa. El último de su especie.