jueves, 12 de marzo de 2020

¡¡Qué romántico es todo!!

Y yo que no dejo de verle la parte romántica a todo esto. 
Como en las pelis, que cayendo las bombas en la guerra, los amantes viven en el catre su propio paraíso. Estar aislados y en cuarentena... 
Hay que ver que hay gente que todo esto lo vive como un drama. 
Habida cuenta de que parte de mi docencia es ya on line, que me voy a sumar a ello además en la presencial por orden de la Universidad, que mi trabajo de investigación se desarrolla en la celda académica 104 y que muchos fines de semana no salgo de casa, más que para pisar el "prau" de mi propiedad y respirar aire puro, mi único cambio de vida con esta cuarentena es que dejo de ir a conciertos (vaya por Dios, que me suspendieron el de la Filarmónica de esta semana y era buen pianista) y que he decidido suprimir mi nueva piscina, que se limpia con ozono y menos cloro y me va fenomenal, y hacer más pilates. 
Me siento fenomenal de salud y espero que siga siendo así. 
Mi cambio de vida se resume a eso: menos piscina y más pilates. Ergo, mi vida es en sí misma una cuarentena. 

A partir de mañana con peques por aquí, pero sin problema. Mamá Rottenmeier sabe cómo dirigirlos para seguir trabajando. 
Más tiempo para tocar el piano, tocar el violonchelo, leer cuentos que llegaron en Navidad, jugar on line con el profesor ruso....Si al final, igual aprenden más que en el cole. 

Lo dicho. 
Muuuuuuuuuuy romántico y muy inspirador. 
Los que hacen cine o escriben novelas, no obviarán esto, digo yo. 
Yo tengo que dirigir Trabajos fin de grado, dos tesis, escribir artículos de investigación, ....etc. pero esto da para una novela. O dos. 
Y con trasfondo romántico, please. 


Soy una friki. Está claro. Y los pianistas, somos de manera natural gente solitaria. Podemos ser sociables pero estamos a gusto solos o con la persona que queramos estar. No la muchedumbre. 
Para estar feliz y a gusto, no se necesita mucha gente. Nunca he sido la reina de la fiesta de la discoteca. 
En mis fiestas favoritas solo está el hombre con el que quiero estar y yo misma. 
Y nadie me ha traído nunca ningún virus indeseable ni a mi vida, ni a mi cuerpo. Fidelidad absoluta y voluntaria. Y confío que siga siendo así hasta el resto de mis días. 

Así ha sido para mi y así espero que siga siendo siempre.