martes, 10 de marzo de 2020

Historia de amor asturiana

Del letrado Ignacio Arias, en EL COMERCIO del pasado sábado.
Me gusta el final y es que no haya final...
Tras el artículo dejo otra historia que yo no publicaría en el periódico, básicamente porque no le interesa a nadie, salvo a mí, creo yo. 





EL TREN DE TU VIDA YA PASÓ

Así se podría titular esta historia. Creo que oí esa frase como 500 veces en el año 1995, de la boca de mi madre. ¿Qué es un tren? ¿Un hombre que está como un tren o un hombre que te va a hacer llevar un tren de vida espectacular?
¿El dinero es lo que más importa? ¿La clase social en la que te moverás?
No lo creía así cuando tenía 25 años, ni lo creo ahora que caigo en picado a los 50; al medio siglo de vida. Justo 25 años más. Otro cuarto de siglo a la espalda, para llegar a la misma conclusión. 
Creo que lo que importa es creer en lo mismo. 
Si dos personas no creen en lo mismo, de la misma manera, no pueden estar juntas. Al margen de otras discrepancias y de otras divergencias. En lo importante, no pueden discrepar. 
Después de ese tren que pasó, según mi señora madre, o más bien que dejé pasar, me percaté de que me dan alergia los pedantes, los bocazas, los presumidos, los que venden humo, los que parece que saben algo, pero después de hablar 10 minutos te das cuenta de que son huecos (¡cómo despitaba este tipo!), me dan alergia los vacíos, los que son pura vacuidad, me dan alergia los prepotentes, los que no saben medir la humildad, ni por exceso, ni por defecto de ella, los que hablan de cosas que no me interesan, porque una pareja es conversación....Ante todo buena conversación. Y luego el Verbo, si toca, se hace carne. 
Y te pones a descartar.....y es que no hay tanta gente en el mundo. Parece que sí, pero en realidad no. 
Y no. El dinero es necesario, y es mi materia de trabajo, pero no es lo más importante, ni lo determinante para mí, en la elección de pareja. 

Con 25 años ya aprendí eso. Y estuvo bien aprendido.