Así se titula la última novela del gran escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, un relato de corte crepuscular que escogió denominar de manera que los lectores no pudieran bajo ningún concepto llamarse a engaño. Lo que se les propone es un viaje a ese recodo vital donde ya nada puede enmendarse, donde todo el pescado está vendido y sólo queda sopesar, desde la serenidad, el desaliento o la angustia, según corresponda, el balance de lo hecho y vivido y de lo que se dejará ya por vivir y por hacer.
Al final, somos lo que quedará cuando ya no importe lo que hayamos sido. Es una verdad cruda y contundente que solemos olvidar todos, en mayor o menor medida, pero que se distinguen por ignorar aquellos que alcanzan, por razón de cuna, fortuna o astucia, alguna clase de poder. Mientras les abren las puertas, los traen y los llevan en palmas y en vehículos de alta gama y los tratan de excelencia o similar, llegan a creer que pueden jugar a hacer lo que les plazca sin que eso que hacen —eso a lo que de veras se entregan, mientras fingen o declaran que su afán y su vida van por otros caminos más altos y abnegados— se sepa y quede, al final del camino, como todo lo que son y fueron.....
(sigue).