El pasado domingo, el día del Alzamiento nacional y la muerte de Marsé, yo estaba con mi familia, disfrutando de la belleza del Principado de Asturias, de su naturaleza, de sus montañas, de sus ríos y cascadas a más de 1.000 metros de altitud. La subida a pie es dura, pero vale la pena.
Una vaca acababa de parir, y el veterinario vino a extraer la placenta. Una visión que impactó a mi hija, cuando le expliqué que a mí me hicieron lo mismo cuando les parí a ellos. El milagro y la belleza de dar vida.
Música asturiana de gaita, que salía de una casa en la montaña.
Un placer para los oídos celtas, como los míos.
Mi hijita a la búsqueda imposible del trébol de cuatro hojas.
Bella música de la naturaleza.
Esos 9 añitos que no volverán.
Mi hijita Elsa reposando de la fuerte subida de la montaña.
Una campeona.