miércoles, 23 de mayo de 2018

Por favor, no molesten

Este artículo fue publicado el 23/05/2018 en el diario EL COMERCIO 


A estas alturas del partido, amable lector, no voy a ocultar que soy una economista liberal. Tampoco voy a ocultar que soy una persona independiente, con ideas propias, sin ningún credo político y que no he votado siempre al mismo partido político. Confieso que las primeras veces que voté, hice lo que me decía mi madre: Adolfo Suárez, pues Adolfo. Luego Felipe González, pues Felipe. Mi madre ahora está afiliada a Ciudadanos junto con su marido y la verdad que echa de menos en el PSOE a políticos de la talla de Felipe González. Yo creo que el PSOE los echa más de menos aún. Pues resulta que yo, que me dedico al estudio del sistema financiero y bancario, a los bancos los veo muy útiles, por mucho que despotrique la gente contra ellos, y a los políticos, aún estoy tratando de averiguar, a mis 47 años, para qué sirven. Los políticos, no los años. Estos últimos sirven para que te deprimas cada día más ante el espejo. Menos mal que mi esposo me sigue viendo estupenda. Definitivamente, el amor es ciego. Llevo 17 años casada y es una conclusión a la que he llegado y tengo muchos contrastes empíricos matrimoniales que documentan mi afirmación.
Y yo, a todo esto, iba hablar de que a nuestros políticos asturianos se les ha ocurrido estos días, nuevamente, la “genial” idea de poner una semana de vacaciones escolares a los niños en noviembre así, por la jeta. ¡Y apáñese usted como pueda! Yo puedo asumirlo, la verdad. Está feo que yo lo diga pero tengo dinero para pagar una cuidadora para los niños y que mi trabajo no se vea resentido. Y también tienen cinco abuelos que se quedarían gustosos a cuidarlos para así disfrutar, nietos y abuelos, de una semana celestial. También podría trabajar yo en casa, si no tengo clases, pero a mis hijos, la idea de mami en casa trabajando y nosotros con ella supone poco relax. Pensarán: “Al colegio, por favor. Por lo menos en el cole, si lo has pillado a la primera, mientras se lo repiten a otro, pues tú te relajas y haces un avión de papel hasta que el otro se entere”. Porque además papá tiene que trabajar. Las vacaciones mencionadas no son para los padres: son para los niños. He ahí la principal cuestión. Los políticos, que sólo piensan en el bienestar de los ciudadanos y en nada más que eso, ¡por Dios!, lo proponían como una idea muy “progre” de europeizar y modernizar la educación de nuestros hijos, dado que en el calendario europeo hay períodos de descanso más equilibrados. Proponían así añadirlos en junio, intercambiando días de noviembre por días de junio, y con eso los niños no perdían jornadas lectivas. Ja, ja, ja. Los que tenemos hijos en colegios con jornada matutina y vespertina todo el curso, salvo septiembre y junio precisamente, también sabemos sumar y restar y resulta que tal permuta traería consigo la pérdida de horas lectivas de las jornadas vespertinas de los días intercambiados. Y así nos la querían colar. Es normal que los políticos quieran que la gente sepa cada vez menos y que la enseñanza sea cada vez más floja y con menos exigencias. Es perfectamente razonable porque cuanto más lerdos seamos, más fácil será engañarnos a todos.

Ilustración de Gaspar Meana. 

Por ayudar a los políticos en ese elevadísimo objetivo suyo que es mejorar cada día el bienestar de los ciudadanos y desvivirse por ellos les voy a dar, así, “de gratis”, una sugerencia muy “progre” para europeizar y mejorar la educación de nuestros hijos. Y esta idea tan “progre” va sobre todo dirigida a los que tuvieron la “progre” idea de promulgar una ley llamada LOGSE, que seguramente es uno de los mayores desastres educativos que ha conocido la humanidad. Antes, salíamos del COU haciendo integrales dobles como coser y cantar y ahora, tengo sudores fríos para explicar a un alumno universitario una elasticidad que lleva implícita una derivada. Miren, señores políticos, si lo que en verdad quieren es mejorar la educación de nuestros hijos, eleven el nivel. Por lo menos, hasta el mismo punto donde estaba antes de dicho desastre y, si puede ser, más aún. El mundo tiene que evolucionar a mejor. Eleven la exigencia a los alumnos y, sobre todo, el nivel del profesorado que imparte las clases a nuestros hijos en primaria y secundaria, con un buen proceso selectivo y que salgan capacitados para dar clase sólo los mejores. Y copien, sin pudor, las normativas educativas del norte de Europa que llevan años funcionando muy bien y los ponen a la cabeza, como demuestra el informe PISA. Sean humildes y dado que no tienen talento para crear nada mejor, limítense a copiar lo que ya funciona. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, pues hagan por ello, señores políticos y, por favor, sobre todo, no molesten. Lo de por favor, no roben, eso no lo digo porque ya se sabe que va contra el séptimo mandamiento de la Ley de Dios y eso ninguno lo hace, ¿verdad?
No sé si tengo algo que agradecer a los políticos. ¡Ah sí! Una beca de Formación de Profesorado Investigador con la que ingresé en la Universidad, concedida por el Ministerio de Educación, aunque más bien se encargarían de ello los funcionarios del ministerio que no rotan, a diferencia de los políticos. Y, por supuesto, la financiación de todos los proyectos de investigación en los que he participado. De lo que estoy convencida es que tengo mucho que agradecer a los bancos y por si no lo había dicho nunca, ahí va: Agradezco a la Caja de Asturias, ahora Liberbank, la beca recibida en 1996 para cursar Econometría Avanzada en la London School of Economics. Agradezco al Banco Herrero la beca de prácticas en mi último curso de carrera. Agradezco a la Fundación Banco Herrero la beca en modalidad de “Ayuda a la investigación” para la realización de mi primer proyecto de investigación en la Universidad en la convocatoria 1995-1996 y agradezco al Banco de Santander la más reciente financiación para mi estancia de investigación en la Universidad de Cambridge.