lunes, 14 de mayo de 2018

El lujo

Lo cierto es que la tarde de ayer no invitaba a tomar el sol en la tranquilidad del porche de mi casa. Sin embargo, salí a tomar el aire, antes de revisar un TFG (Trabajo Fin de Grado), uno de los que estoy dirigiendo. Y me encontré lo que me suelo encontrar cuando abro la ventana o salgo al porche de mi casa: ruidos, contaminación, coches pitando unos a otros, aire sucio y contaminado....

Pues no. ¡¡Nada de eso!! Unas vaquitas, unos caballos, unas ovejas, la melodía de unos pájaros cantando que es  mi despertador. Bueno, mejor dicho, lo sería si yo no tuviera un sueño profundo...Aire fresco, ayer el prado olía a fresco y a limpio después de llover. Todo eso a 12 minutos del Teatro Jovellanos, a 7 minutos del Corte Inglés, a las afueras de Gijón y a 25 del Auditorio de Oviedo. No podría vivir aislada en un monte, dado que me gusta tener cerca la cultura y el bullicio de la ciudad, pero a una distancia prudencial que me permita vivir en mi mundo y el de los míos y decir: "My home, my castle". 

Sólo tiene una desventaja: mis hijos están creciendo intolerantes a la contaminación acústica. Si en el exterior hay coches, les cuesta dormir. Les extraña mucho. En mi casa sólo se oye el silencio de noche, y algún grillo. Y sacar la basura es un placer en el que una encuentra la perfecta excusa para mirar un cielo repleto de estrellas sin contaminación lumínica. 

En definitiva: EL LUJO.