Claudia se ha traído la gabardina. Sabía donde venía. Los veo un poco frioleros a algunos, no obstante. Será que aquí nos curte un poco el tiempo.
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Piñeiro: «El fanatismo religioso siempre queda lejos, nunca vemos el cercano» |
El Comercio
Claudia Piñeiro: «El fanatismo religioso siempre queda lejos, nunca vemos
el cercano»
La autora argentina es finalista del
Hammett con 'Catedrales', una obra sobre la religión y la familia con una
muerte sin resolver en el tiempo
M. F. ANTUÑAGijónMartes, 13 julio 2021,
21:58
Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960) llega a la Semana Negra con
'Catedrales' (este miércoles se presenta, a las 21 horas, en la Carpa del
Encuentro, con la colaboración del Aula de Cultura de EL COMERCIO),
finalista del Hammett a la mejor novela de género policiaco, que se adentra en
la misteriosa muerte de una mujer. Su familia busca los porqués y en el camino
se destapan otros misterios de lo cotidiano en torno a la religión. Autora de
teatro y cine y activista feminista, Piñeiro estrena en agosto serie en
Netflix, 'El reino'.
–Familia, religión y crimen. Menudo cóctel.
–La novela de alguna manera trabaja en discutir los absolutos, y la familia
y la religión lo son. Desde chicos nos enseñan a que no digamos nada, no nos
quejemos porque es familia, y con la religión pasa lo mismo, hay cosas que no
se pueden discutir.
–¿Por qué esta historia?
–Cuando hago una novela, siempre me aparece una imagen disparadora en la
cabeza, pero sin que tenga claro las ideas que están por detrás. En
'Catedrales' fue una mujer que entra en una iglesia mojada, se sienta en un
banco y está esperando un consuelo que no llega. Luego ya los personajes
empiezan a hablarme, me muestran cuáles son sus confictos y van apareciendo las
hermanas, la familia católica. En el proceso se mezclan un montón de cosas,
pero yo prefiero que las ideas vayan por un camino más inconsciente.
–¿Es como una revelación?
–Esa es una frase muy religiosa.
–¿Cuál es la frase adecuada?
–Como vengo de Buenos Aires, donde todo lo psicoanalizamos, diré que viene
de la materia de los sueños. Uno sueña con algo y no sabe por qué, tiene que
ver con el pensamiento inconsciente. En mi caso se mezclan lecturas, vidas,
escuchar a las personas, la violencia de género, el lugar de la mujer en la
sociedad, el aborto... Todo eso está presente desde mi primera novela, pero los
últimos años en Argentina hubo un debate más público y esos temas estuvieron
ahí con la aprobación de la ley del aborto. Todo ello hace que descubras
personajes de la política que te dicen 'estoy de acuerdo, pero cuando vuelvo a
mi provincia el obispo me llama y me reta', y empiezas a sentir que los derechos
de las mujeres son moneda de cambio para los políticos. De lo que hablo es de
cómo la institución religiosa está compuesta por hombres y toman decisiones que
afectan a las mujeres.
–O sea, componente social, suspense y entretenimiento.
–Sí, todas las novelas que escribo siento que tienen distintos planos. En
unas está el plano policial más arriba y el personal, más abajo, y en esta creo
que está bastante paralelo. A mí me interesa la novela policial de lo
cotidiano, esos personajes que sueltan la soga que les sostiene de un lado y se
van al otro. 'Catedrales' tiene mucho de suspense y forzamiento de los límites
del policial clásico. La pregunta no es quién mató a Ana y por qué, pero
justamente porque los personajes se lo preguntan se dan cuentan de que esas no
son las interrogantes que llevan a la verdad, que son cuestiones relacionadas
con su propia situación.
–¿Qué tiene una novela de catedral?
–Una novela es una construcción. La arquitectura es parecida a la
literatura, hay que poner ladrillo sobre ladrillo para sostener un relato. La
literatura trabaja además sobre las catedrales de cada uno: afectos,
relaciones...
–¿Esta arquitectura se entiende mejor en Argentina o España o es universal?
–En cada sitio hay distintas estructuras que te obligan a encorsetarte en
determinadas normas. Esta historia está referida a la Iglesia católica, porque
es de donde procedo aunque me considero atea, pero creo que es universal.
Quería que estos personajes pudieran mostrar qué es el fanatismo religioso, y
resulta que siempre es el que queda lejos, el que vive en un lugar lejano y que
habla un idioma que no entendemos y no vemos el que tenemos cerca.
–Escribe teatro, novela, guiones. ¿Cada historia tiene su lugar y su modo?
–Hay algunas historias que he contado como relatos que luego hice teatro y
cuatro de mis novelas fueron llevadas al cine, pero cuando me pongo a escribir
pienso qué voy a escribir y para mí no es exactamente igual. El teatro tiene
algo más próximo a la poética que la novela, por ejemplo.
–Esta novela apunta a película.
–Cuando escribo no pienso si puede ser una película, pero me ha pasado ya
cuatro veces. Sí tengo una opción para serie, pero estos procesos llevan
tiempo.
–La ley del aborto se aprobó hace poco en su país. ¿Cómo está funcionando?
–Bastante bien. A veces miramos a Argentina desde Buenos Aires y en las
provincias es más difícil, pero hasta ahora no ha habido demasiados problemas.
–¿Cómo ve el feminismo en el mundo?
–Tenemos que aprender que hay distintos problemas y distintos feminismos.
Los problemas de América no son los de Europa o los de Asia. Una vez estén
satisfechas cuestiones primordiales que tienen que ver con el cuerpo y la vida
de las mujeres, hay un tema a resolver que son las leyes de cuidado, es decir,
el trabajo gratuito que hacen las mujeres para que el sistema capitalista
funcione. Los estados tienen que ir pensando cómo van a hacer para que las
mujeres no sigamos trabajando más que el resto.
–¿Cómo ha vivido la cultura de su país la pandemia?
–En términos económicos ha afectado muchísimo. Los libros se siguieron
vendiendo, pero el teatro o la música lo han sufrido más. Va a costar la
recuperación.
–El 13 de agosto en Netflix se estrena 'El Reino', de la que es coautora y
creadora junto con Marcelo Piñeyro.
–Estamos emocionados. Es un thriller político sobre un partido de derechas
que no tiene votos para que su candidato sea presidente y se une con un pastor
evangelista con muchos seguidores y en medio de la campaña matan al político y
queda como candidato el pastor.
–No para de trabajar.
–No, estoy con la segunda temporada de la serie, adaptando una obra de
teatro y con otra novela.