domingo, 18 de julio de 2021

Au revoir al siglo XX

Algo así. Se están yendo personajes que nos obligan a decir adiós al siglo XX. 

 https://www.elcomercio.es/opinion/adios-amiga-20210709132152-ntrc.html

Adiós, amiga



ROSA PALO

Nos estamos quedando sin siglo XX. Se muere ante nuestros ojos, que se llenan de desasosiego al ver en los demás nuestra propia mortalidad. La de Delia Fiallo, la de Tico Medina, la de Richard Donner. No hay dos sin tres. Y la de Raffaella Carrà. Vaya. No hay tres sin cuatro.

De la Carrà renegué de joven como solo una adolescente puede renegar de lo que le gusta al resto de la gente. Qué hortera, pensaba. Qué asco de canciones, escupía. Esa tipa no me resultaba guay del Paraguay, sino ful de Estambul. Pero Raffaella era mucha Raffaella. Tanta que tuvo la paciencia de esperarme hasta que, con los años, supe apreciar el sacrifico que suponía domar un pelo moreno y fosco y transformarlo en un cabello liso y platino, al ver lo difícil que era hacer ese movimiento atómico de cabeza sin descoyuntarte el cuello, al comprobar lo esforzado que resulta bailar el 'Tuca Tuca' cuando ya tienes edad para usar un taca taca, al admitir que se me iba la cadera cada vez que escuchaba 'Rumore'. Pero, sobre todo, al darme cuenta de que la Carrà era una cantante protesta que cubría su tipazo con un mono de lamé dorado en lugar de hacerlo con un poncho tejido a mano por unos indios peruanos: «Para hacer bien el amor hay que venir al sur / lo importante es que lo hagas con quien quieras tú». Con su apología del amor libre a golpe de melena, Raffaella hizo más por la liberación de la mujer que Gloria Steinem. Ya le podían haber dado el Princesa de Asturias a la italiana.

Pero lo más difícil que hacía Raffaella era contagiar una alegría desbordante, aunque fuera por contrato: era verla u oírla y que se te dibujara una sonrisa en la cara. Por eso, sin ella, va a ser menos fantástica, fantástica, esta fiesta.