Con los años me resulta cada vez más difícil trabajar con música. Antes constantemente. Si es para redactar, nada de nada. Imposible. La neurona no me llega. Con los números me entra mejor, casa con la base pitagórica del lenguaje musical, con los números, o me exigen menos concentración que la letra, porque me son más amigables.
Pero si pongo música que me gusta mucho, que me interesa mucho se me va la concentración a la música. Así que necesito que me guste, pero no mucho. O no demasiado. Casi tengo machacadito para pelear con la burocracia que tengo entre manos este día y que odio a muerte un CD de tangos de Guastavino, Ginastera, Gardel, al piano y sin letra.
Estos otros cantos populares de Guastavino también me hacen compañía, me gustan pero no son Chopin. Si pongo Chopin me voy, me voy....de aquí, de este teclado al otro teclado de mi niñez y juventud...
