sábado, 23 de enero de 2021

¿Desenredada?

 Ya no está desenredada, como escribió hace algún tiempo en un artículo para EL PAÍS. Rectificar es de sabios y sabias. 

Y mejor así. Sus entradas de Instagram son muy literarias. 

Grande, la autora de "Susana y los viejos", aunque sea pequeñita de tamaño. 


Esto nos cuenta: 

Vuelvo a uno de los días más felices de este año difícil. Vuelvo al día de mi cumpleaños. Yo estaba en Valencia Negra y una banda de jazz tocó para mí el cumpleaños feliz. Gracias a @jsantiagoalvarez. Fingí que me sonrojaba, pero me encantó. No me dieron el premio del festival, pero me encantó. Me encanta ser un poco maldita. Me vestí de pequeña mujer roja porque todo este año lo he dedicado a amar este libro y a aprender que quizá ningún libro deba ser tan amado. Antes me pintaba las pestañas, pero ese día no lo hice, ya nunca lo hago, porque padezco blefaritis. Cosas de los cumpleaños y de todos los años que tan bien se dibujan en estos retratos de Josele Bort. Mientras hablaba, también con los dedos de las manos y los pies, pasaban muchas cosas simultáneamente: mi prima Silvia había venido a verme para preguntarme luego "Pero tú siempre hablas así?" y un hombre me observaba desde detrás de su mascarilla españolisima. Yo tenía un poco de miedo y sin posar, posaba, rebelándome contra la usurpación de proxémica y cronémica, moviéndome para salir del marco, romper el cristal y la cuarta pared, la pantalla del móvil, tocar, fingir que soy valiente y puedo. El gesto exagerado y luego el retraimiento de la caracola, la desbordante energía y el cansancio, Valencia y los años que cumplo, las pecas y el amor por la cerveza que comparto con mi prima Silvia, aquellas pestañas pintadas, el deseo de esconderme y desnudarme en los ademanes, el ansia de sobrepasar el límite invisible, la bolsa de plástico, el querer salir, comunicar, tocaros son... parte de mí. Feliz noche y feliz día de mañana. Mi gratitud. Marta Sanz.