lunes, 11 de enero de 2021

Fin de una etapa

Han sido 10 años haciendo algo muy importante para mí: sentirme músico, aunque solo fuera una vez por semana, los domingos y fiestas de guardar. Comencé en 2010, en plena baja maternal de mi niña, y le llamé el día 31/12/2020 para comunicárselo. 

Necesito mi tiempo para trabajar, y descansar algún que otro domingo. No todos. No mucho pero algo. Mi cabeza aún funciona, no como a los 20 años pero aún funciona y con mis hijos medio criados me toca pisar más el acelerador en el trabajo, mientras Dios me de salud. 

Como el propio sacerdote que me invitó dice en sus sermones: "una conciencia bien formada es nuestro mejor juez". Si tomamos una decisión, nos quedamos con algo pero no estamos a gusto con lo que dejamos, no es la decisión correcta. Nuestra conciencia es la autoridad suprema para dictar lo que está bien y está mal en la camino de la vida. De nuestra vida, de la de cada persona, y somos distintos y únicos. 

La vida es un viaje y hay que saber vivirlo y cerrar las etapas de ese viaje. Me costó mucho, muchísimo y fue doloroso para mí, pero ya me conozco y soy lenta tomando decisiones, incluso las que me rondan la cabeza desde hace tiempo como esta.

Ha sido una etapa maravillosa, algo que me ha hecho feliz y que he necesitado, algo que me ha honrado pero que ha terminado.

Se despidió y me dijo: "Lo comprendo. Hasta siempre Susana". 

Y después de oír eso, me puse a llorar. Ya no me acordaba de lo que era llorar tantas horas seguidas ¿Qué otra cosa podía hacer? A pesar de que ha sido una decisión dolorosa y con la que he sufrido, - a veces es inevitable -, es la decisión correcta y lo que me tocaba  en este momento de mi vida. 

Gracias. Muchas gracias. Ha sido bello y bueno para mi alma.