jueves, 17 de diciembre de 2020

Discrepando de De Prada

Muy recomendable la lectura de este artículo de Don Juan Manuel de Prada. Enfoque inteligente, como siempre, en la dinámica del odio y del amor, aunque discrepo de lo que señala en este último tema. 
Las parejas no somos padres, ni madres. O entiendo que no debemos serlo en absoluto. Si te corrige de un comportamiento, como señala el artículo, en realidad está haciendo la función de padre o de madre que no toca, a determinada edad y con determinadas personas. 

Ejemplo: el marido deja la ropa tirada y su mujer le dice que la recoja, que la casa está hecha una pocilga. No es así. No es eso. Él se sentirá mal, corregido porque su falsa mamá le ha regañado. Técnica propuesta: que la recoja la mujer. Un día y otro, y otro. Que él se percate de que si no la recoge, terminará siendo ella quien lo haga. Y si la quiere, lo hará él, más tarde o más temprano. Pero lo hará por amor. Porque desea hacerlo. El AMOR transforma y mejora a las personas pero POR SU PROPIA VOLUNTAD. Y ese cambio es para siempre. 

Y si no la recoge, porque no la quiere, pues ella debe poner los pies en polvorosa pero ya. ¿Qué hace una mujer con un hombre que no la ama? Desperdiciar su vida y, de paso, también la de él. Él tampoco tiene que estar con una señora a la que no ama. 

No tenemos 7 vidas, ni vivimos 300 años. No estamos para perder el tiempo que cada día, no sé porqué, pasa más rápido. Y eso que todos los días tienen 24 horas. Los de los niños también. 

En mi caso sí que soy bastante receptiva incluso de manera directa, como a una niña. No sé porqué es así conmigo. Tal vez tengo alma de niña. 
Y sobre todo, porque soy más receptiva a las críticas y correcciones que a los halagos. 

No soy NADA, NADA, NADA EN ABSOLUTO vulnerable ni a los halagos, ni a los piropos. Los escucho como quien oye llover. 
Pero me sacan un defecto y pongo la antena parabólica y el radar a distancia en combinación perfecta. 
Otra cosa es que no se pueda corregir, porque los fallos y defectos crían callo con los años. 
La vida es un viaje de aprendizaje, crecimiento y mejora continua. Y de los halagos no se aprende nada. 

Doy fe de ello porque he recibido muchos halagos y muchos piropos a lo largo de mi vida. Todos buenos y lindos de escuchar. De eso voy servida. Servidora nunca los he rechazado. En absoluto. Pero para mí, son suficientes. 

https://www.xlsemanal.com/firmas/20200803/la-dinamica-del-odio-juan-manuel-de-prada.html