domingo, 5 de mayo de 2019

¡Qué barbaridad!

Después de leer este reportaje se me quedó cara de abuela cebolleta. Los tiempos cambian que es una barbaridad y este artículo lo demuestra. Con su lectura confirmé algo que ya sabía: que soy persona de otro siglo. Y que si algún hombre me hubiese planteado en la vida eso de relación abierta, sea con otras mujeres o sea con estas voluptuosas robots, le hubiera contestado que no era hombre para mí. 
Voy camino del medio siglo de vida y, de lo vivido, tengo claro que un hombre que me plantease a mí que tengo licencia para acostarme con otros estando en una relación con él, porque él es un picha-brava y también lo quiere hacer, no es algo factible de sucederme a mí. Jamás. 
No me considero incapaz de perdonar una infidelidad sin trascendencia. No me ha sucedido jamás. Con nadie. Dios lo sabe y yo lo sé. No me ha tocado ese tipo de hombre. Ahora bien, si me hubiera sucedido, le preguntaría: "¿La amas?" Y en caso afirmativo, me habría ido yo. 
No todo es una cuestión de genitalidad y lo realmente grave es lo que sucede en la cabeza. En el cerebro que, a la sazón, es el órgano sexual por excelencia. 

https://www.xlsemanal.com/conocer/tecnologia/20190428/robots-afectivos-pareja-munecas-sexo.html