jueves, 23 de mayo de 2019

Princesa Siri

Pues parece que la bella e inteligente Siri, con belleza nórdica y cara de ángel que enamoró a Paul Auster, también es Princesa de las Letras. EL COMERCIO nos lo cuenta en diversos reportajes. 

https://www.elcomercio.es/culturas/siri-hustvedt-premio-princesa-asturias-20190522120011-ntrc.html




Siri Hustvedt en el día del libro en Barcelona - Inés Baucells

Su esposo también lo recibió hace unos años y el discurso que nos hizo en el Teatro Campoamor fue de los más bellos que he oído en toda mi vida. El de Leonard Cohen fue glorioso, también. Pero Paul Auster explicó como nadie los motivos para hacerse escritor. 

Será estupendo verlos de nuevo por aquí a los dos. Príncipes de las Letras. Seguro que vienen los dos. Con el feo de Vargas tuvimos bastante. Las guapas no hacen feos de ese calibre. 

Príncipes de las Letras.

Son de esas parejas que una las mira y cree en el amor. ¡Y cómo lo cuenta él en su diario invernal!. Maravilloso. Y habla de sus fracasos previos. Incluso de una que le pegó las ladillas. Así las llama. De esa mujer en concreto creo recordar de no da su identidad, pero proporciona los suficientes datos geográficos para que gente de su círculo lo pueda saber. También de parejas previas conocidas y oficiales. Lo que no le perdono a Auster en ese libro es que parece que la devoción de amor por su hija, la de Siri, es mayor que por su hijo, de su anterior mujer. Es extraña la sensación que deja. Es un hombre, pero los hijos son hijos, y están por encima de las parejas; al menos, para las mujeres. 
Una mujer que no siente más amor por lo que sale de sus entrañas, más que por cualquier hombre que pueda entrar en sus entrañas, incluido quien los engendra, tal vez sea mujer - relativamente despreciable creo yo - pero NO ES UNA VERDADERA MADRE. 

Padre, tal vez sea otra cosa. No lo sé. Soy madre. 


Ay, Siri, Siri....."Los lugares más bellos del mundo están en el cuerpo de mi mujer". Paul Auster dixit. 

El verso se lo robó a otro, pero él lo aplicó muy bien y seguro, seguro que se lo cree.