martes, 21 de mayo de 2019

Cocinillas no....

En esta columna de La Rádula del pasado domingo, el compañero y catedrático Ignacio Villaverde tiene más razón que un santo. En casa, lo de Masterchef no se logró. Un día, mi hijita quiso ver el programa de niños, porque lo veía un compañera del cole y le hablaba constantemente de ello. Mayoría absoluta en casa para quitarle la idea de la cabeza. 

Máxime cuando mamá utiliza una de esas cacerolas mágicas para tontas culinarias, y la comida sale rica, con todo el agua, porque no se pierde el agua en vapor, y porque no se puede saber de todo en esta vida. El tercer día que estropeé la comida, de niña, mi madre me dio por imposible y me puso a limpiar la casa de veraneo y planchar los trajes de mi padre, que me quedaban mejor que a ella. 
Soy fanática de la limpieza y el orden y tengo buena mano para ello, pero la cocina no se me da bien. ¿Y qué? Yo el arte lo veo en los trinos y mordentes al teclado, en los textos bien escritos que curan soledades...pero no en el "pote asturianu", y eso que está muy bueno.  

Eso sí. Me gusta comer, como buena asturiana.