sábado, 27 de octubre de 2018

La larga senda...

Una de mis lecturas playeras. Se llenó de arena en las bellas playas francesas en las que disfruté con mis hijos este verano. Operación complicada. En una mano el libro, en la otra, la mano de mi niña, y uno de los ojos vigilando que mi primogénito no hiciera lo mismo que hacía su madre a su edad: seguir y seguir nadando, a ver si llega a tocar la línea del horizonte. 



Hay una senda, larga y serpeante, 
que conduce al país de mis ensueños, 
donde entona sus cantos la alondra 
y brilla la luna blanca. 

Hay una larga noche, larga noche de espera, 
hasta que mis sueños se realicen, 
hasta el día en que pueda recorrer
esa larga, larga senda contigo.