martes, 30 de octubre de 2018

Buen artículo de Lorenzo

Esta mañana, mientras esperaba para hacer el ingreso en efectivo de la carrera del Conservatorio de Gijón para recaudar fondos para la investigación por la leucemia infantil, leí el artículo de Lorenzo Silva en EL COMERCIO. Muy afinada me parece su visión. Hay logros que no son méritos propios sino la consecuencia de los fracasos de otros. Triste. 






En el regreso a la Facultad escuché un programa de radio. Una entrevista entretenidísima con un par de catalanes que no conocía, y que presentaban un libro. Me partí de risa con ellos. El libro se titula "El Club de los execrables" de Malcolm Otero y Santi Giménez, y la verdad que me dio muchísima rabia no haberla escuchado antes. Acababa de comprar un bonito regalo de cumpleaños y lo cierto es que lo hubiera añadido a la buchaca. Hablaban de personajes varios: a la Tatcher la llaman "la ladrona de leche", Einstein decían que era un maltratador con su pareja que era una gran matemática, y comentarios increíbles de personajes famosos. Se reían de tales personajes ilustres, y con razón, y también se ríen de sí mismos. Dijeron una cosa que yo no sabía de los catalanes: que ellos abusaban en su libro de lo escatológico. Que como buenos catalanes eran mucho de "caca, culo, pedo, pis". Me quedé a cuadros porque no tenía ni idea, lo cual tampoco es sorprendente porque no tengo ni idea de ese país que parece que se quiere separar. Solo he estado un par de veces en Cataluña, en un par de congresos en la Pompeu Fabra en Barcelona. Y creo que el avión que me llevó de viaje de estudios a Atenas a los 18 años, hizo escala en Barcelona y paseamos por las Ramblas. Es todo. Qué cosas. 

Ahora recuerdo que leí en un libro algo así como que "a todos nos gusta oler nuestras flatulencias en la cama". Me quedé flipando. Escatología catalana pura y dura. Dicen que los pijos de Oviedo son los pijos más pijos del país. Pues no lo sé y tampoco es un título para sentirse orgullosos, la verdad. Es como para reírnos de nosotros mismos. Ahora bien, para los pijos de Oviedo todo lo escatológico es innombrable, no nos hace nada de gracia y resulta de pésimo gusto. 

Compraré el libro y tal vez me lo regale a mí misma, para otra ocasión, porque me han hecho pasar un buen rato. Y además, uno de ellos lleva mi apellido. Acabo de mirar su Twitter y es total. Se fijó en lo mismo que yo de Calamaro, en el reportaje de Xl Semanal del pasado domingo. Porque no tengo cuenta de Twitter, que si no esta Otero seguía a Malcom Otero desde ya. 


https://twitter.com/malcolm_9?lang=es


Sinopsis

Malcolm Otero y Santi Giménez no soportan a los ídolos. Pueden admirar, pero siempre con el freno de mano puesto.
Como decía Billy Wilder, nadie es perfecto, y en este libro nos descubren que una cincuentena de los personajes más ilustres de la humanidad también han sido execrables. El nivel va desde premios Nobel hacia arriba. Destacan adicciones, escaso respeto por la propiedad privada (es decir, ladrones), agresores, violentos, racistas, envidiosos, trepas... A pesar de todo, los autores admiran a estos personajes porque son el pilar que ha construido el paisaje cultural de nuestra vida.
Eso sí: el simple hecho de ser famoso no da derecho a entrar en el club de los execrables. Aquí no caben aquellos famosos que ya de por sí caen mal y cuyas fechorías ya son de todos conocidas.
Malcolm Otero y Santi Giménez se convierten en detectives de la historia y nos hablan de primeras espadas mundiales -de las cuales no se ha contado nunca toda la verdad- de una forma mordaz, irónica y con brillantes golpes de ingenio y de humor, componiendo un libro que arrastrará a los incondicionales del programa de radio y a un público ávido de entretenimiento.