jueves, 19 de julio de 2018

Un santo


Dicen de James Ellroy que puede ser muy hiriente con los periodistas y, sobre todo con las periodistas. Yo no soy periodista pero creo que no le tendría miedo. En absoluto. El arma de las personas cultas es la palabra y su cerebro, claro está. Si me tuviera que enfrentar a cuchillo con él sería otra cosa. Soy una mujer menuda y él un armario ropero de cuatro cuerpos, así que no tendría escapatoria. Sin embargo, mientras las armas autorizadas en el duelo sean las palabras, me sentiría capaz. 
Le dejo, amable lector, un extracto de una entrevista al señor Ellroy en la que creo que tiene más razón que un santo. Nada de demonio. Yo lo veo como un santo. Doy fe de lo que dice acerca de las consecuencias de la frustración de un hombre. Aunque no la mate, en el sentido literal de la palabra, y eso queda para los seres más primarios, intentará destruirla con todos los medios a su alcance. Como si aquello que no ha podido poseer quisiera machacarlo y ensuciarlo para que nadie desee poseerlo. Algo así es el argumento principal de una novela de Sachieri que fue para mí una auténtica revelación. Las mujeres podemos entender mejor a otras mujeres pero la buena literatura nos ayuda a entender otras cosas de los hombres. Especialmente las más oscuras. 
Lo dicho. Ellroy un santo y no le tengo miedo. Es más, si un día le entrevistase yo, debería tenerme miedo a mí. Puedo ser extraordinariamente hiriente con las palabras si lo deseo o lo considero necesario. No es el caso de Ellroy. Que disfrute de su vejez, espero yo. Ya las ha pasado muy negras y por eso hace novela negra. Elemental, querido Watson. 


...............................De una entrevista a James Ellroy....

J.E: Pero también tenía conciencia, y nunca hice nada que estuviera terriblemente mal. Pero los deseos inconscientes de los hombres pueden ser horribles.

PERIODISTA: Es decir, que el crimen tiene que ver con la frustración masculina, en su opinión. ¿Vincula crimen y género?
J.E: Sí, es así. Lo hago porque así lo creo.