sábado, 28 de julio de 2018

Un cuerpo es el mejor amigo del hombre



Las horas no han pasado, todavía,

y esta mañana lejos igual a un arrecife
que apenas yo distingo.

                      Tú no sientes
cómo el tiempo se adensa en esta habitación
con la luz encendida, como está fuera el frío
lamiendo los cristales... Qué deprisa,
en mi cama esta noche, animalito,
con la simple nobleza de la necesidad,
mientras que te miraba, te quedaste dormido.

Así pues, buenas noches.
                                      Ese país tranquilo
cuyos contornos son los de tu cuerpo
da ganas de morir recordando la vida,
o de seguir despierto
-cansado y excitado- hasta el amanecer.

A solas con la edad, mientras tú duermes
como quien no ha leído nunca un libro,
pequeño animalito: ser humano
-más franco que en mis brazos-,
por lo desconocido.




Lo anterior lo dice Jaime Gil de Biedma. Yo digo que si los animalitos se acuestan con animalitos, pues están empatados y en paz. Y si los que no lo son se acuestan con quien corresponde pues a lo mejor, o a lo peor. no lo sé, no se quedan a solas con la edad y no sienten el vacío de la soledad de fornicar con quien consideran animalitos, en relación a ellos. 

Sólo es mi visión y, tal vez, no esté interpretando bien el poema. Lo mío, en teoría, es la Economía Financiera.