Este artículo fue publicado en TRIBUNA DOMINICAL
de EL COMERCIO el 14/11/2021
https://www.elcomercio.es/opinion/grande-martin-20211114001134-ntvo.html
¡Qué grande eres, Martín!
A sus 24 años, este asturiano se
ha consagrado como uno de los mejores pianistas jóvenes del mundo, tras lograr
el tercer puesto en el Concurso Frydeyk Chopin. El primer español en llegar a
la final.
Estábamos desayunando en el porche de nuestra casa y, mientras leía EL COMERCIO, me llamó la atención un pequeño anuncio de un concierto en el Museo Evaristo Valle, ofrecido por el Aula de Cultura de este periódico. Le propuse a mi esposo asistir. Dos jóvenes promesas del piano y el violín, alumnos de la Escuela de Música Viva Tchaikovsky, de Gijón, interpretaban obras de Bach, Mozart, Debussy y Schostakovich. No recuerdo la interpretación de la violinista, pero la de aquel niño alegre, de cara redonda, que iba anunciando las obras con ímpetu, me impactó. Me sorprendió la maestría y los colores que era capaz de sacar al instrumento un niño tan pequeño y me quedé con su nombre: Martín García García. Luego supe que había ganado el segundo premio en el IV Concurso Internacional de Jóvenes Pianistas 'Anna Artobolevskoya'. Mi esposo, aunque le gustó la interpretación, no pudo evitar comentar el número de horas que tendría que tocar para tal resultado. Me preguntó: «¿Y cuándo juega? ¿Realmente vale la pena tanto sacrificio?».
Supongo que resulta
difícil de comprender para quien no ha pasado su infancia y juventud metido en
un conservatorio, como servidora. Hay deseos que están por encima de jugar,
incluso en un niño. Hoy lo comprende porque es padre de un pianista y de una violonchelista.
Y lo admira, de la misma manera que yo admiro cualidades en él que nunca
tendré. Como decía Freud, «se ama lo que posee el mérito que falta al yo para
alcanzar el ideal».
Martín, aquel niño
prodigio que escuchamos con deleite unos pocos en aquel concierto en el año
2006, ha logrado recientemente una hazaña que ha pasado sin pena ni gloria en
su tierra. A sus 24 años se ha consagrado como uno de los mejores pianistas
jóvenes del mundo, tras lograr recientemente el tercer puesto en el prestigioso
Concurso Internacional de Piano Frydeyk Chopin, que es sin duda de los más
importantes del mundo por no decir el más, y que se celebra cada cinco años en
Varsovia. El mérito no está solo en ser el primer asturiano en lograrlo, sino
en que es el primer español en llegar a la final de tan selecto concurso. Su
carrera está llena de éxitos y, antes de esto, ya obtuvo el primer puesto en el
Concurso Internacional de Piano de Cleveland. Lo más llamativo del logro no son
los 20.000 euros del premio, sino que su nombre ya está grabado entre los más
grandes. Además, se suma al reconocimiento el hecho de que el joven solista
asturiano se ha llevado el Premio Especial de la Filarmónica de Varsovia al
mejor intérprete de un concierto en la final. Ver las caras de algunos
instrumentistas de la orquesta cuando él estaba tocando, lo decía todo acerca
de la sintonía entre la orquesta y el asturiano que se dejaba la piel y el
sudor en la actuación; se notaba que mientras trabajaban estaban disfrutando
con el pianista gijonés y el sonido que lograba sacar al hermoso piano Fazioli.
La verdad que servidora,
tras escuchar las obras en la final, y la interpretación del gijonés que quedó
tercero, comparada con la del ganador, que parece un clon del actor Bruce Lee y
que se llama Bruce (Xiaoyu) Liu (no es broma) creo que me quedo con la versión
que hizo Martín del concierto de Chopin. Los matices que logró en el segundo
movimiento parecen imposibles de repetir. Si usted tiene la suerte de no haber
escuchado nunca el concierto número 2, opus 21 de Chopin y puede sentir por
primera vez el deleite de esa música creada por el genial tuberculoso polaco,
no vaya a buscar la versión de Rubinstein dirigida por André Previn, escuche a
Martín y entenderá lo que es la belleza musical.
Supongo que son muchos
los jóvenes, y no tan jóvenes, que no alcanzan a distinguir la riqueza de este
tipo de música. Quizás Martín los pueda convencer con el arte que sale de sus
prodigiosos dedos. En un tiempo en que gente como Rosalía o C Tangana son
ídolos de masas, no es fácil transmitir la importancia de lo que Martín ha
logrado. Es a la vez triste que la música se sostenga en circuitos diferentes y
que solo algunos oídos se decidan a traspasar la barrera de la simpleza y, en
muchos casos, vulgaridad musical para intentar que su espíritu se eleve con
algo que lleva muchos años compuesto, pero que sobrevive por su calidad y por
el genio y talento de pianistas como Martín. Sinceramente, me ha parecido muy
poco el reconocimiento y el eco que ha tenido su hazaña. Él no lo necesita,
aunque esta sea su tierra natal. Lo necesitamos nosotros, los asturianos: saber
que alguien aquí nacido ha logrado tal éxito. Y lo ha hecho por dos razones: en
primer lugar, por un inmenso talento innato y, en segundo lugar, por años de sacrificio,
de estudio descomunal. La competencia es brutal y solo unos pocos elegidos
pueden llegar a tal pedestal.
Por cierto, estará por
aquí el próximo enero, en el Teatro Jovellanos, si no falla. Así que si tiene
suerte y logra entrada no se pierda escuchar a este brillante gijonés
universal. ¡Gracias Martín por ser tan grande! Eres un orgullo para todos los
asturianos, incluso para los que no entienden la calidad de la música que sale
de tus dedos.
Agradecida por el buen comentario al artículo.
ARTÍCULO DESTACADO HOY EN LA SELECCIÓN DE PRENSA
DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO
Universidad de Oviedo - Resumen de medios
(uniovi.es)
De lo más leído en domingo, en EL COMERCIO.