En esta etiqueta se recogen los artículos publicados desde 2009 hasta 2016, fecha de inicio de este blog en el que comencé a ubicar mis artículos periodísticos en la web. Los previos nacieron precisamente el 19 de diciembre de 2009, fecha feliz de inicio de mi colaboración con EL COMERCIO, decano de la prensa asturiana. Sin lugar a dudas, una de las mejores decisiones de mi vida.
Este artículo fue publicado en Tribuna
de EL COMERCIO el sábado 14/09/2016
Como casi siempre, he pasado buena parte del mes de agosto fuera del país. La diferencia es que este año no quería volver; deseaba desconectar completamente y olvidarme del país al que pertenezco. Estaba preñada de hastío tras el estío; el hastío que me generaba volver a oír la misma cantinela política día tras día. Sentía ganas de renacionalizarme en otro lugar y no regresar a una nación que, más que crecer y mejorar, parece dispuesta a autoliquidarse. Sin embargo, soy funcionaria y mi obligación es servir a mi país.
El
final del verano ha coincido con otro fallido debate de investidura. Las
razones son por todos conocidas. Quienes no han ganado las elecciones se
empeñan en seguir bloqueando el país; ni gobiernan – por carecer de votos
suficientes –, ni dejan gobernar a quien ha salido victorioso en las dos
últimas convocatorias. Todos los políticos han cometido errores – humanos son –
pero, a mi juicio, hay uno que se lleva la palma y la mayor culpa de este
atasco político: Pedro Sánchez. Este político que, además de ser alto se
conduce con una altivez totalmente inadmisible porque no ha hecho nada por este
país salvo bloquearlo, es un veneno para su propio partido. Tras haber
cosechado los peores resultados para el PSOE, es incapaz de hacer lo único que debería
hacer si tuviera un mínimo de dignidad: dimitir. Un partido centenario, que ha
sido el que más tiempo ha gobernado España desde la transición democrática, si
no me equivoco, debe tenerse un poco de respeto a sí mismo y cortar de cuajo
con quien, en lugar de servir a sus intereses, – los del partido y la social-democracia
de este país que ha de tener su espacio político – se sirve a sí mismo, o cree
que lo hace empeñándose en el “no”. Hay colección de citas de este señor que
muestran su incompetencia y lo delatan como fallido producto de marketing
político. Una es haber dicho que votaría “no” a la investidura de Rajoy y
también “no” a los presupuestos ¡sin haberlos visto! ¿Qué tiene este hombre en
la cabeza? ¿Serrín? Y otra entrada gloriosa es declarar, en la víspera del
debate de investidura, que su reunión con el candidato encomendado por el Rey
para formar gobierno es “perfectamente prescindible”. Pero, ¿de qué va? Nuestro
país lleva meses pendiente de un gobierno, tenemos temas urgentísimos que
decidir y declara que la reunión con un potencial presidente del país es “prescindible”.
Definitivamente es lo peor que ha pasado por la cúpula del PSOE, y eso que
Zapatero no dejó el listón muy alto, precisamente. El problema para el partido
no es sólo que será el candidato en diciembre de 2016, si hay terceras
elecciones, sino que querrá volver a presentarse dentro de cuatro años,
suponiendo que logremos un gobierno para comienzos de 2017. Su cerrazón es
absolutamente dañina para el país, para el PSOE y para sí mismo. Hay hombres
incapaces de entender que hay momentos en la vida en que cediendo se gana más de
lo que se pierde. Albert Rivera esto parece entenderlo mejor. Más corto de
estatura pero mejor dotado intelectualmente que el exjugador de baloncesto
metido a fiasco político, ha practicado aquello de “rectificar es de sabios” y
después de su “no y no” a Rajoy, se lo ha pensado mejor y ha cambiado de idea, no
sólo por los españoles que, a priori, deberían ser la razón última de los
políticos, sino por sí mismo y su partido. En caso contrario hubieran resultado,
tras unas terceras elecciones, auténticos cadáveres políticos para llenar las
sepulturas junto con UPyD. ¿Se acuerda, amable lector? Ese era un partido de
Dinamarca para España, como decía su lideresa, pero la propia creadora se cargó
a su criatura dirigiéndolo a toque de corneta. Lo sentí mucho; me parecía un
partido necesario. C´s ha venido a llenar su espacio pero se ha hecho aprisa y
corriendo y ahí ha entrado de todo. UPyD estaba mejor conformado pero mal
dirigido. Ahora está muerto. Rivera ha rectificado y se apunta tantos cubriendo
el espacio de centro y, desde luego, con mejor futuro político que Sánchez, que
tal vez cantase en su juventud, con mucha frecuencia, aquella canción de “Los
Inhumanos” titulada “Me duele la cara de ser tan guapo”. Cara dura es lo que
tiene llevando al país al ridículo internacional de unas terceras elecciones. O
acaso, ¿nos va a sorprender ahora con una alternativa de gobierno?
Este
país va camino de ser ingobernable, básicamente, por dos razones. Por un lado,
por la irrupción en el escenario político de un partido dirigido por Pablo
Iglesias, con el que es muy difícil pactar, porque se corre el grave riesgo de
liquidar el sistema del que disfrutamos y, por otro lado, por la derivada que
han tomado los partidos nacionalistas, con los que ahora tampoco es posible
pactar y, aunque antaño han hecho posible otras investiduras, hogaño pueden
provocar la ruptura definitiva del país si se atiende a sus inconstitucionales
peticiones. Dadas las dificultades o manifiestas incompetencias para la
negociación que están demostrando nuestros políticos, si no queremos estar así
cada cuatro años, parece necesario copiar de otros países. Nada que inventar;
lo hacen nuestros vecinos franceses. Se precisa organizar un mecanismo de
elección que incorpore una segunda vuelta y problema resuelto. Para ello, sería
necesario contar con el acuerdo entre los dos grandes partidos, PP y PSOE y que
éste último hubiera aprovechado su oportunidad de hacerlo en lugar de empeñarse
en su cerrazón. Los políticos deben pensar en el bien de los ciudadanos, como
servidores públicos, pero es que esa decisión sería no sólo buena para lo
gobernabilidad del país, que es lo primordial, sino para los intereses de los
dos grandes partidos que son los que tienen más posibilidades de gobernar.
Cuando el PSOE vuelva a tener un líder con la sesera bien amueblada, tal vez se
pueda lograr. Es preciso que el partido socialista recupere el espacio de la
izquierda y no sea devorado por opciones populistas.