lunes, 1 de noviembre de 2021

Hablar a la asturiana

 Este artículo fue publicado en TRIBUNA DOMINICAL 

de EL COMERCIO el 31/10/2021


https://www.elcomercio.es/opinion/hablar-asturiana-20211031002216-ntvo.html

Hablar a la asturiana

"Los asturianos, en general, no vivimos sumidos en la farsa y en la total corrección política. Y nos hacemos cargo de que si en un momento dado Luis Enrique o Fernando Alonso molestan no es que quieran ofender, es que 'hablan a la asturiana'"

 

Las cosas no siempre son lo que parecen y este artículo no tiene que ver con la oficialidad de la lengua asturiana. Sobre esta cuestión ya di mi opinión en este mismo medio hace ya tiempo, el 21-03-2018 ('Llingua adolescente') y sigo pensando lo mismo. No tengo nada que añadir a lo expuesto recientemente por Inaciu Iglesias en EL COMERCIO (06-10-2021). Totalmente de acuerdo. Me quedo con el término 'cosmopaletos' que, evidentemente, no somos los que tenemos respeto por lo propio. El que lo quiera entender que lo entienda y, lo que es más importante, que lo respete y el que no, pues tal vez le pueda dar otra vuelta. O no. Allá cada cual.


El caso es que quiero hablar hoy de algo que nos caracteriza a los asturianos y que tiene su importancia cuando cruzamos el Puerto de Pajares. Es lo que yo llamo hablar a la asturiana, ya sea en llingua asturiana o en español. Me refiero a hablar de frente, sin hacer oposiciones al cuerpo diplomático, porque lo sentimos, porque nos sale de las tripas y, a veces, no lo pasamos previamente por la cabeza y no pensamos dos veces en el efecto que pueda causar en nuestro interlocutor, con lo cual, puede ser que le siente mal o que nos tome por maleducados. Se me viene a la cabeza la película 'La Torre de Suso', protagonizada por Javier Cámara. Cuando Cundo, el personaje asturiano al que encarna, regresa a su Asturias natal todo el mundo le pregunta, afirmando claro está: «¿Engordaste, eh ?». A él todo el tiempo le sienta mal y no dice nada, hasta que al final de la película, enfadado declara: «Sí, engordé, ¿qué pasa?». Es algo innecesario porque el personaje ya lo sabe, pero es lo que decimos cuando ejercemos nuestro papel de asturianos, demasiado sinceros, me temo. Entre nosotros, en general, no tiene mucho efecto, porque ya nos conocemos. Siempre puede haber un mal tomado, pero todos sabemos que si un compañero o amigo nos dice: «¿Qué llevas puesto, oh? ¡Quítate esa camisa tan horrorosa!», no es por molestar, sino por hacer un bien a nuestro interlocutor, al que apreciamos y le hacemos notar -sin anestesia y a lo bruto- que no está bien vestido para la ocasión. Lo explicaba muy bien el actor Roberto Álvarez en un programa de 'Asturianos por el mundo' cuando hacía referencia precisamente a eso, a que esa sinceridad extrema que caracteriza a la asturianía en otros lugares, puede resultar muy chocante y molesta. Así lo notó a su llegada a Madrid. Que no se podía ser tan directo y sincero.

Si tuviera que decir quiénes son totalmente antitéticos a nosotros en esto, yo diría que los ingleses, sin duda. De lo que he viajado, creo que son las personas más educadas que he tratado, a pesar de la mala fama de los hooligans en los campos del fútbol o sus borracheras en Magaluf. Los ingleses nunca dicen nada que pueda molestar a su interlocutor y en la misma situación anteriormente descrita, un inglés no le diría a su amigo que su camisa es horrorosa, aunque lo pensase, porque primaría el hecho de que tal afirmación pudiera ofenderle. Es más, los ingleses, incluso parodiándose a sí mismos, diferencian lo que dicen y lo que quieren decir. Me contaba esto, en una estancia docente en Sheffield, una profesora australiana casada con un catedrático inglés. La australiana estaba de visita en una casa y la anfitriona inglesa le preguntó: «¿De veras os vais a quedar a tomar otra copa?». Y ella, que se lo estaba pasando muy bien, contestó con sinceridad australiana: «Pues claro que sí. Nos quedamos». La cara de la anfitriona inglesa fue todo un poema, porque realmente lo que le estaba indicando con su pregunta era «ya es hora de que os vayáis». Muy recomendable leer al respecto 'What Brits say vs what they actually mean', o sea, qué dicen los británicos y que quieren decir realmente. Aquí, en el Principado de Asturias, sabemos que eso no pasa. Decimos lo que queremos decir con todas las consecuencias, no siempre buenas. ¿Qué diría un anfitrión realmente asturiano? «Venga, marchando que ya ye hora». No es muy diplomático pero, a la larga, bueno para todos en tal caso, para anfitrión y visita, por la supervivencia de la relación si esta es auténtica y sincera.

Me parece aterrador tener relaciones, del tipo que sean, de compañerismo, de amistad, de pareja, en las que uno no sabe lo que pasa por la cabeza del otro. En el caso de las últimas, la divergencia puede ser letal para la relación por pura hipocresía. Pensará el amable lector que cierto nivel de hipocresía, de mentira socialmente aceptada, es necesario para la propia supervivencia de la humanidad. Es evidente que no podemos decir todo el tiempo lo que pensamos de todo el mundo. Sería terrible. Sin embargo, lo contrario, tampoco creo que sea bueno: vivir sumidos en la farsa y en la total corrección política. Los asturianos, en general, no hacemos eso. No sé si es bueno o malo, pero creo que nos entendemos. Y también nos hacemos cargo de que si en un momento dado Luis Enrique o Fernando Alonso, por ejemplo, no son comprendidos o molestan, no es que quieran ofender a quien los entrevista. Es que son asturianos y a menudo 'hablan a la asturiana'.







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