Este artículo fue publicado en TRIBUNA
de EL COMERCIO el 09/06/2020
Si somos liberales, ergo respetuosos con la libertad
humana de elegir de qué se quiere disfrutar y qué es lo que se quiere hacer,
comer o leer sin molestar al prójimo, podríamos afirmar que la experiencia de
escuchar una extraordinaria sinfonía de Rachmaninoff es tan valiosa como oír
una canción de Nirvana y deben apreciarse por igual. Depende del disfrute de
cada cual. Y sin embargo, no es así. Me explico porque no se trata de una
pastrija sino de un convencimiento real de lo previamente afirmado. Ciertamente
toda experiencia humana aporta algo único. A algunas personas nos gusta la
música clásica, a otras les encanta el rock y otras preferirán los cánticos
tradicionales africanos. Considero que los estudiantes de música – y mis hijos
se encuentran en ese grupo en un extraordinario Conservatorio como el de Gijón
- deberían verse expuestos al más amplio rango posible de géneros. Dicen que la
belleza está en el ojo del que mira. Cierto. Extrapolándolo al terreno musical,
la belleza está en los oídos del oyente. Saliendo del terreno de lo humano, si
el oyente fuese, por ejemplo, un animal que escucha los aullidos de la hembra
en celo y esto le produce un escalofrío de emoción como a mí, pongamos por caso,
algunos pasajes de las sinfonías de Rachmaninoff, ¿serían ambas cosas equiparables?
No, por la sencilla razón de que un animal no es una persona. Dado que los
animales no son seres humanos, sus experiencias son menos valiosas. Según un
enfoque liberal, escuchar a Rachmaninoff o a Nirvana es equiparable. Por el
contrario, un comunista pensará que tiene valor la experiencia humana según su
impacto en otras o en la sociedad en general. Recordemos lo que señalaba Mao
respecto a que no existe el arte por el arte. Un hombre de izquierdas dirá que
la sinfonía de Rachmaninoff está pensada para un auditorio de blancos de clase
alta, mientras que el rock and roll lo inventaron los músicos afroamericanos
oprimidos que se inspiraron en géneros como el blues, el jazz y el góspel. Sin
embargo, en las décadas de 1950 y 1960 fue secuestrado por la Norteamérica
blanca convencional y fue puesto al servicio del consumismo y del imperialismo
norteamericano. El rock and roll lo comercializaron y se lo apropiaron
adolescentes blancos en su fantasía de rebelión pequeñoburguesa.
Así pues: ¿Qué música es mejor? ¿Qué debe financiar el
gobierno: la construcción de teatros de ópera o escenarios para el rock and
roll? ¿Qué debemos enseñar a los estudiantes de música? Creo que todos nos
pondríamos de acuerdo en que las experiencias artísticas humanas son superiores
a las de cualquier animal y que la música humana es más valiosa que los
aullidos de una hembra animal en celo. En mi opinión, el quid de esta cuestión
está en que la misma humanidad está sujeta a las fuerzas de la evolución. De la
misma manera que los humanos son superiores a los animales, algunas culturas
están más avanzadas que otras. Es innegable. Existe una jerarquía inequívoca en
eso y creo que no hay que pedir perdón por ello. La Capilla Sixtina es más
bella que una choza de paja, y cualquier escultura de Bernini es superior a una
figurita de arcilla que ha modelado mi sobrino Ian de 7 añitos. Del mismo modo,
Rachmaninoff compuso conciertos para piano y bellísimas sinfonías que son
infinitamente superiores a cualquier canción de Nirvana. Espero no haberle
molestado con mi afirmación. Quienquiera que argumente que todas las
experiencias humanas son igual de valiosas es un necio o un cobarde. Tal vulgaridad y timidez
solo conducirá a la degeneración cultural de la humanidad, pues impide el
progreso en nombre del relativismo cultural o de la igualdad social. Para tener
calidad en la producción artística del tipo que sea (musical, literaria o pictórica)
y que, además y muy importante, quien tiene talento para ese arte pueda vivir
dignamente de ello, se precisa una selección previa y una crítica afinada que
el público lea y que permita instruirle. Un público formado no consumirá arte
de baja calidad. ¿Han leído “La civilización del espectáculo” de Vargas Llosa?
En terminando este artículo, háganse un favor. Léanlo y acabarán de entender lo
que digo, aunque confío en que lo hayan entendido ya. Cosa mala sería lo
contrario, dado que me gano la vida dando explicaciones.