martes, 2 de junio de 2020

Carlos César Emperador

No solo rey, sino emperador. I de España y V de Alemania. César. Le salió redonda la jugada de la vida a este señor, y bajo su mandato, el de este grande, España fue muy grande. No pensábamos en dividirnos y machacarnos, y cortarnos y hacernos más pequeñitos, sino en crecer y ser grandes y este señor a la cabeza. 
No sé si tuvo tiempo en vida de visitar todos sus dominios. 
Y lo mejor de todo es que, además, tuvo amor. 
Como rey podría haber tenido sus cortesanas, y sus amantes, como hacían todos los Reyes, que tenían a la Reina que les convenía por matrimonio o por los intereses políticos, y luego apañarse de otras maneras para sus amores. 
No sé qué habrá hecho con su vida privada, el Rey Juan Carlos, en horas muy bajas en estos momentos. Pero Carlos Emperador amó a su mujer. Y solo a su mujer hasta que murió. Estuvo enamorado de su mujer y le fue, no solo leal, sino fiel porque estaba muy enamorado de ella. 
Y cuando enfermo de gota se recluyó le decía a su asistente: "No hay hora que no la recuerde". Después de muerta, aún la evocaba cada día. 
Yo esto no lo sé por saber mucho de historia. Lo justo, que yo fui por Bachiller de Ciencias. Lo vi en una serie de Televisión, y eso que veo pocas series. O casi ninguna, pero esa la vi. 
Y me hace ilusión creer que es verdad. Tuvo luego una amante alemana, pero años después de morir su mujer y no se casó con ella. La casó él con otro hombre, a la madre de Juan de Austria. 

Pocas vidas tan aprovechables como la de este señor. 
Hombre poderoso como pocos en la historia y amante y fiel esposo. 

Ahora ella, ambiciosa a tope, lo tenía claro, clarinete:


"O César, o nada"

Y le salió la jugada a la muchacha, que dicho sea de paso, en eso fue una avanzada a su época y a muchas otras épocas posteriores, pardiez.