Confieso que suelo pasar de una tacada, sin leer, las páginas de Deportes. Cuando salen las noticias de ajedrez, un día por semana, sí que las paso una a una. Por si acaso mencionan a un ajedrecista importante para mí. Pero la semana pasada, sin querer, me tropecé con esto y me hizo mucha gracia.
Conocí a un chico (mejor dicho, me conoció él a mí, porque el mundo parece que funciona de una manera, nada más) que también llevó una vida paralela con ellos dos, y los trató. Y compartió cole. Tiene la edad del que está a la izquierda. El de la derecha, según se mira la foto de frente, tiene mi edad.
Es curioso que a la gente, parece que se le ve en la cara, que es el espejo del alma, quien se gana la vida usando los pies, y quien se gana la vida usando la cabeza.
Qué cosas. Pues sí. Así es.
Menos mal que no me sacaron a bailar una noche de verano ninguno de estos dos chicos de Gijón. No me gusta ser cruel con nadie. ¿De qué iba a hablar yo con cualquiera de ellos? Y creo que están los dos felizmente casados. Me alegro muchísimo. Y es que para cada roto hay un descosido. El caso es encontrar el roto que le va a cada uno, y a cada una. Y hasta que no lo encuentras, no hay paz posible. Que no llega el día en que dices, aquí, aquí me paro. De aquí a la eternidad. En caso contrario, es un comezón, una cosa que te revuelve, que está uno/a intraquilo/a de cuál es el sitio, la parada final....
Digo yo que sus esposas sabrán mucho de fútbol. Yo, algo de interés quise ponerle, para disimular, más que nada.
Pero la enésima vez que pregunté si eso era fuera de juego, me dieron por imposible. Y no es que sea difícil, es que no pongo interés. En el fútbol, claro.
En lo que me importa de veras, claro que sí.
Digo yo que sus esposas sabrán mucho de fútbol. Yo, algo de interés quise ponerle, para disimular, más que nada.
Pero la enésima vez que pregunté si eso era fuera de juego, me dieron por imposible. Y no es que sea difícil, es que no pongo interés. En el fútbol, claro.
En lo que me importa de veras, claro que sí.
Web de EL COMERCIO:
Las vidas paralelas de Abelardo y Luis Enrique
