Hoy me espera una tarde emocionante como madre. Mis hijos interpretarán a dúo, al cello y al piano, un par de obras, vals incluido, en la Sala Polivante de Audiciones del Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón. Algún día tenía que llegar la audición conjunta y no se ha hecho esperar.
Y luego vacaciones. No suelo viajar en estas fechas, la verdad. Tampoco, por su significado, están llamadas para mí a la juerga. Pero renuncio a los santos oficios esta vez.
Mi cabeza, mi corazón, mi cuerpo y mi alma me piden tomar distancia. Poner tierra de por medio. O agua. En buena compañía, por supuesto. Me voy lejos de España. Hasta el 22 inclusive.
Los pianistas somos gente solitaria y si tenemos compañía, solo puede ser buena.
Feliz descanso tenga usted, amable lector.