Este artículo fue publicado en Tribuna
del diario EL COMERCIO el 16.04.2019
Decía mi admirado Oscar Wilde que "lo
menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es
todo". No deja de ser una afirmación muy triste y una se resiste a que sea
verdad. No sé por qué me recuerda o tiene ligera conexión con unas palabras que
escuché en una entrevista a una persona también dedicada a la literatura que
creía que la vida que vives en los libros es muy
real. Inmediatamente piensas que eso es ficción, pero para esa persona era
real. Sin embargo, escritores como Oscar Wilde, intentaron vivir la vida en el
más amplio sentido de la palabra y se resistieron a simplemente existir porque querían
vivir de verdad la única vida terrenal que tenemos. Tal vez unos lo hagan en
los libros y otros, en una nueva plataforma distinta a la de la ficción
literaria y que ya no es tan nueva, sino que ha cumplido recientemente 30 años:
la World Wide Web, la red de redes. El interné, que se
podría decir españolizándolo, como hace Juan Manuel de Prada.
Estupenda ilustración de Gaspar Meana. Como siempre.
El inventor de la cosa, como usted bien sabe, amable
lector, es el británico Tim Berners-Lee, que ha lanzado un llamamiento para que
los usuarios puedan controlar sus datos, coincidiendo con los 30 años de la
creación de esta red informática mundial. El padre de la criatura, del
protocolo que permitió el uso y expansión de internet ha pedido aprovechar este
aniversario para rectificar errores y evitar su mala utilización. Mientras la
Web ha creado oportunidades, dando voz a grupos marginados y haciendo más fácil
nuestras vidas, también ha creado oportunidades para los estafadores. En mi
opinión, desafortunadamente, ha dado voz a los que proclaman el odio y hecho
más fácil cometer todo tipo de crímenes. El inventor de la Web ha hecho una
llamada de atención a todos aquellos que tienen una parte de responsabilidad en
que internet funcione mejor y en beneficio de todos. Berners-Lee se aparta del
derrotismo y considera perfectamente posible que los próximos treinta años de
la Web sirvan para cambiar hacia mejor. Pretende que nos esforcemos por construir
una mejor Web. En un enfoque realista, su creador señala que no podemos decir que la Web nos ha fallado, porque seremos
nosotros los que le habremos fallado a la Web sino sabemos utilizarla bien. El
físico de formación y especialista en ciencias de la informática siguió
trabajando en el CERN por algunos años después de su invento en 1989 para luego
seguir su carrera en Estados Unidos. Hace nueve años fundó la WebFoundation,
desde la que promueve el acceso a la Web y a sus beneficios como un derecho. Con
todo el conocimiento acumulado, Berners-Lee considera que la piratería y los
ataques promovidos por los Estados, así como el acoso y los comportamientos
criminales en línea son algunas de las mayores causas del disfuncionamiento de
internet. Otra tendencia que le preocupa es la que crea incentivos perversos con
fines comerciales, como aquellos que generan ingresos a través de la
propagación de información falsa o las estrategias para captar la atención de
los usuarios ("ciberanzuelos"). Considera legítimas las preocupaciones
de los detractores de internet en cuestiones como el respeto de la privacidad y
el impacto de las redes sociales en las democracias.
Internet es una herramienta y, como todo, puede ser
bien o mal usada. Puedes utilizar un cuchillo para cortar pan y dárselo a quien
está hambriento, o puedes matar a alguien. Se puede utilizar la web para vivir
en ella otra vida, como mucha gente hace, como algunos quieren hacer en los
libros, en las películas, o se puede utilizar para mejorar nuestra vida real.
La de las personas que, en verdad, queremos tener cerca. Que queremos que
formen parte de nuestro mundo. Casi me gusta más esta otra sentencia de Wilde
con la que me quedo: “Todos estamos en las alcantarillas, pero
algunos miramos a las estrellas”. La web profunda, oscura o como se llame pueden
ser las cloacas de esta nueva era. Pero, ¿por qué quedarse en ellas si podemos
vivir vidas reales como estrellas?