Definitivamente, soy alérgica a las redes sociales. El Twitter, poco me duró. Con diferencia la peor y más agresiva de todas. El Facebook, estuvo bien un tiempo, aunque finalmente me aburrió. El Instagram (IG) ni me lo planteé jamás. Me parece pura exhibición.
Y resulta que tengo el móvil averiado y estaré unas semanas sin el wass, como lo llama una amiga mía. Vivir sin esto es más complicado, lo cual indica su éxito y extensión, pero posible. Espero.
Tengo un teléfono de sustitución con mi número, que solo sirve para hacer lo que toda la vida se hizo con un teléfono: llamar y recibir llamadas. No lo toco para nada más, así que apenas lo toco.
Creo que no nos hemos planteado sinceramente lo que representa que tengamos la cabecita pegada a un móvil.
Pues no es por ir a contracorriente pero yo: unplugged.
Además, las redes no me ayudan ni en mi objetivo profesional, muy concreto y exigente, ni en mi felicidad personal. Ergo kaputt.
Muy ilustrativo este link.