En origen, se planteó como un orfanato destinado a acoger a los hijos de los mineros que, como consecuencia de accidentes laborales, morían por decenas en la entonces floreciente minería asturiana. El objetivo era atender, como mínimo, a un millar de alumnos que residirían en su mayoría en el complejo. Éste estaría dotado de escuela, talleres industriales, granja propia, campos de cultivo e instalaciones deportivas. Las obras empezaron en 1948 y en 1958 estaban completadas, pero el centro empezó a funcionar en 1955. Llegó a ser, con capacidad para 3.000 alumnos, el instituto de Secundaria más grande de España y, desde su inauguración, más de 110.000 alumnos han pasado por sus aulas, en las que impartían clase diferentes congregaciones religiosas. De estos 110.000 alumnos, sólo 40.000 fueron asturianos. En su construcción participaron como obreros batallones de presos políticos. 

El complejo entró en declive a partir de 1978 y su deterioro fue notable, ya que la Administración central no atendió sus necesidades. En 1996, las monjas clarisas (última de las congregaciones que residían y trabajaban en el complejo lo abandonaron por la escasez de alumnos. En 2011, el Gobierno del Principado de Asturias se hizo cargo del complejo y le otorgó nuevos usos, aunque hay zonas que todavía no se emplean. De hecho, se ha llegado a plantear la utilización de parte del recinto para usos hoteleros.