lunes, 16 de enero de 2023

Derecho penal para amiguetes

Este artículo fue publicado en 

EL COMERCIO DOMINICAL el 15/01/2023


Derecho penal para amiguetes

Resulta altamente sospechoso que el único impulso despenalizador en España tenga que ver con un delito que solo pueden cometer los políticos

SUSANA ÁLVAREZ OTERO

Domingo, 15 enero 2023, 02:14

Con la velocidad que sucede todo, supongo que a la mayoría se le habrá olvidado ya, en caso de haberlo escuchado, el oportuno discurso navideño de Felipe VI. A mí no, y por eso quiero recuperarlo en parte en estas líneas. Hizo alusión a la necesidad de unidad para encarar las dificultades y preocupaciones de distintos sectores de nuestra sociedad, como la juventud y los colectivos más vulnerables, así como los retos que afronta nuestro país en el plano social, económico o ambiental. Por otro lado, destacó la importancia del buen funcionamiento de nuestras instituciones públicas para hacer frente a esos desafíos, dado que el deterioro de las mismas puede amenazar a la nación. Es preciso tomar medidas para que esto no termine siendo una monarquía parlamentaria 'bananera', y Felipe VI, como monarca y cabeza del Estado, lo quiere evitar. La opinión de Xavier Arbós, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, recientemente aparecida en prensa, resume algo que debería ser una máxima en la actuación de las instituciones en general, y de una en concreto, en particular, que ha dejado bastante que desear últimamente: el Tribunal Constitucional. Señala Arbós que sus miembros deberían hacer lo posible para que dicho tribunal funcione debidamente y redacte sus resoluciones sin filtraciones y sin comportamientos de deslealtad hacia la institución que encarnan.


Estoy totalmente de acuerdo con la importancia de la preservación de las instituciones democráticas como la mejor garantía de convivencia. El año 2022 ha traído momentos muy graves de crisis institucional y política. No se puede seguir degradando las instituciones; eso lo entiende cualquiera, aunque no tenga formación en derecho. La mía, la de una licenciatura en Economía en el siglo pasado, abarca el derecho civil, administrativo, del trabajo y mercantil. Guardo muy buen recuerdo de este último, no solo por la importancia del mismo para una economista, sino porque el profesor aceptó examinarme oralmente, cuando no era la modalidad habitual. Yo no podía ni sentarme, ni escribir: me habían abierto toda la espalda en canal 15 días antes, en una operación quirúrgica de casi ocho horas. Tuvo palabras de ánimo para mí aquel buen señor, ya mayor. Tengo un grato recuerdo de ellas. Sin embargo, nadie me explicó derecho penal. Una lástima. No se considera indispensable en la formación económica. Pero como la vida es un círculo, heme aquí aprendiendo esta disciplina del presidente del Gobierno español, en una especialidad que calificaría yo como 'derecho penal para amiguetes'.

Sinceramente, en un país en que los partidos de derechas e izquierdas todo lo quieren arreglar con nuevos delitos, imponiendo penas cada vez más largas, resulta chocante y altamente sospechoso que el único impulso despenalizador tenga que ver con un delito que solo pueden cometer los políticos, ¿verdad? Es bastante duro de tragar como ciudadanos. O, al menos a mí se me ha atascado y aquí estoy sin digerirlo todavía. El Gobierno logró sacar adelante tres normas polémicas que el PP intentó frenar sin éxito: la derogación de la sedición y su cambio por desórdenes públicos agravados, la suavización de la malversación y el cambio de normas para que el CGPJ eligiese a sus candidatos y se renovase de una vez el Constitucional. Y todo esto de una manera atropellada y convulsa, en la que el Gobierno defendió sus razones para esa reforma de la malversación que, a mí, personalmente, me deja atónita. Pedro Sánchez defendió intensamente la reforma del Código Penal, con la derogación de la sedición y la polémica revisión del delito de malversación y, para ello, expuso como razones decisiones previas «valientes», por llamarlas de alguna manera, como la concesión de los indultos a los líderes del procés encarcelados, para suavizar el conflicto político en Cataluña. Insiste en ser un visionario, en que el tiempo le dará la razón, apelando quizás a nuestra ignorancia o ceguera actual, porque los hay que, como yo, somos incapaces de ver en el momento presente, las 'bondades' de rebajar las penas a los amiguetes, o más que amiguetes, a quienes él necesita para lograr su objetivo: replicar mandato como presidente del Gobierno español. La ideología de Sánchez no es otra que el 'sanchismo' y todo lo que sirva a ello será bueno. Para él, claro. En efecto, el tiempo puede darle razón si gana nuevamente las elecciones. Para ello contará con la valiosa colaboración de Tezanos, su ayudante de cámara en demoscopia electoral, que utiliza una táctica conocida: la del 'bandwagon'. Se la cuento porque se aplica mucho en microeconomía. El efecto 'bandwagon', también llamado efecto arrastre y relacionado con el oportunismo, es la observación de que, con frecuencia, las personas hacen y creen ciertas cosas fundándose en el hecho de que muchas otras personas hacen y creen en esas mismas cosas. Se puede entender peyorativamente como un comportamiento gregario. Las personas tienden a seguir a la multitud sin examinar los méritos de alguien en particular. El término 'bandwagon' es un anglicismo que se refiere a un carro que transporta una banda musical en un desfile, circo u otro espectáculo. Se utilizó por primera vez en la política estadounidense en 1848, por Dan Rice, bufón personal de Lincoln. Rice era payaso profesional de circo y usó su 'bandwagon' para las apariciones en campaña electoral, señalando lo exitoso de subirse al carro. Cambiemos a Rice por Tezanos y está todo hecho. O no. Depende de usted y su voto.


 





                         En Selección de prensa de la Universidad de Oviedo