Suena estos días en el salón de mi casa. Maravillosamente bien. Y no soy yo quien la está estudiando. Yo lo hice en 1985 y me examiné de ella.
Vertiginosa escala descendente que abre la puerta al resto del maravilloso primer movimiento. Y el segundo es aún mejor. Y el tercero sublime.
Colosal sonata.
La de Barenboim es buena.
Pero esta es aún mejor. Zimerman es colosal.
O mejor aún, si escucha ambas versiones y entiende porqué la de Zimerman es mejor, es que Dios le ha regalado buen oído. Cuídelo mucho, usted.