Además, a mí personalmente me parece un ejercicio de ignorancia no querer cuidar y conservar lo propio. Es mi opinión.
https://www.elcomercio.es/asturias/lisardo-lombardia-completamente-20210808215315-nt.html
Lisardo Lombardía: «Ye completamente irracional
que el asturiano no sea oficial. Oficialidad ya»
DIRECTOR DEL FESTIVAL INTERCÉLTICO DE LORIENT
«Quien diga que no entiende la llingua es porque no tiene
ninguna voluntad de escuchar. No hay peor sordu que esi»
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Lisardo
Lombardía Yenes (Pola de Laviana, 1955) tiene «unes ganes tremendes» de tomar
unos culinos y ya no le falta mucho para saciar su sed de sidra, porque el
próximo 30 de septiembre dejará la dirección del Festival Intercéltico de
Lorient, el punto de encuentro anual de las «naciones celtas» en tierras
bretonas, un cargo que ocupaba desde 2007, para jubilarse y volver a Asturias,
«como los salmones». Pero antes se prepara para despedirse por todo lo alto:
celebrando la edición número 50 del festival, que el pasado año tuvo que
aplazarse por la pandemia. Eso cuenta desde la localidad francesa, donde vive
desde hace catorce años este médico de formación que ya en la carrera sintió la
llamada de la cultura (hizo sus pinitos como poeta, llevó el Coro
Universitario, fue promotor musical, gaitero y editor en Fonoastur, además de
desarrollar una potente labor etnográfica al frente de la Fundación Cultural
Belenos). Un hombre, Medalla de Plata de Principado, criado en un gineceo («yo
era Lisardo, el fíu d' Elisa, la de Carmen»), «porque, tradicionalmente, en
Asturies, la muyer, en la casa, era la transmisora de muches coses. Era una
sociedad patriarcal, pero la muyer siempre tuvo una importancia muy grande. Algo
que ye igual en Bretaña», explica sobre una de las muchas cosas que nos unen
quien se siente bastante «más próximo a un bretón que a un andaluz».
-Jubilación
y júbilo comparten origen etimológico, así que enhorabuena.
-Gracies, pero va a ser una jubilación
relativa. Yo no seré de esos jubilados que se dedican a mirar cómo avanzan las
obras (Ríe).
-Confiese:
¿tenía ganas?
-Tenía ganas de volver a Asturias, porque
tocaba: son catorce años aquí. Y luego porque tocaba que la misión que acepté
en Lorient llegase al final. Pero la persona que me va a reemplazar,
Jean-Philippe Mauras, es alguien a quien conozco bien, competente, con
entusiasmo por el proyecto y por el futuro, con convicción y ganes, que eso
siempre presta. Asumirá la dirección cultural artística. Y la dirección
operacional de producción, en principio, recaerá en mi responsable de
administración, pero eso se decidirá en septiembre u octubre. Yo aquí termino
en el puesto de director general, que incluye la globalidad de las funciones,
el 30 de septiembre. Tengo una jubilación que será mixta -una parte francesa y
el resto, española- y llevo mucho tiempo con el papeleo, así que espero que no
haya problemas (Risas).
-¿Quiere
decir que deja la criatura en buenas manos?
-Yo creo que sí. El neñu podrá seguir
creciendo (Risas).
-Parece
un buen final laboral para alguien que impulsó el celtismo en Asturias.
-Sí. Y guardo la convicción de la
importancia del componente céltico en nuestro patrimonio cultural y nuestra
identidad.
-Una
convicción que no todos comparten...
-Sí que hubo una época en la que se ponía
en cuestión todo el tema céltico. La polémica siempre estuvo ahí y la gente que
dio estopa con este asunto yo creo que ahora tiene que comerse los padrastros,
porque los hechos demuestran progresivamente que lo que decían arqueólogos
históricos está ahí como un elemento importante. Ahora mismo, se reconoce la
importancia de ese elemento en Asturies desde el punto de vista histórico y
arqueológico. Aunque la actividad en torno al Festival de Lorient no es una
actividad ni histórica ni arqueológica: ye de permanente creación, y muy
abierta. En Lorient construimos puentes, no levantamos muros. Es por eso por lo
que yo siempre hablé de cosmopolitismo celta.
-¿Cómo
se ve Asturias desde el país vecino?
-Nos ven muy bien. Nos ven tan bien y nos
consideran dentro de la familia hasta el punto de que decidieron nombrar a un
director asturiano, que, en esti casu, soy yo. Date cuenta que vamos a celebrar
cincuenta años y solo hubo dos directores generales hasta ahora. Primero un
bretón y luego un asturianu. Por ejemplo, la música en particular y la cultura
asturiana en general son muy potentes, pero a veces ni nosotros mismos nos
damos cuenta.
-¿Sin
usted nos quedamos sin pica en Flandes?
-Que nadie se preocupe porque creo que
mantendremos el tipo y, además, hay un delegado muy competente, que es Iñaki
(Santianes). Y yo lo ayudaré en todo lo que pueda. De hecho, la idea ye que
2022 sea otra vez el año de Asturies en Lorient.
-¿Y
cómo ve usted esta tierra nuestra después de tanto tiempo viviendo fuera?
-Nunca perdí el contacto y creo que hay
que ser positivos. La situación no es fácil para nadie y, evidentemente,
Asturias está en una situación de cambio importante. El tema de la ruptura
generacional con la emigración masiva de gente ye un problema. Pero creo,
honestamente, que, aunque desde ahí se perciba que puede hacer más, el Gobierno
regional tiene la voluntad de hacer coses y avanzar y espero que las nuevas
generaciones se impliquen. Yo, en la medida en que pueda aportar algo de mi
experiencia, aquí estoy y aquí estaré.
-¿Alguna
idea de qué hacer con esta región en claro declive demográfico?
-Hay que resituarse. Con toda la crisis
global en Europa y con todo este asunto del covid, hay muchas cosas que se
interrumpieron, pero la conexión atlántica hay que desarrollarla de una manera
más fuerte. Por ejemplo, cuando existió la línea Saint Nazaire-Gijón fue muy
importante. De hecho, el festival tiene la idea de reforzar los encuentros
institucionales y, probablemente, 2022 sea el momento de poder hacer un
encuentro con las instituciones regionales y estatales de cada uno de los
países y explorar nuevos aspectos económicos y culturales. El festival siempre
lo promovió, pero existe la voluntad de fortalecer todo eso. Asturias tiene que
consolidar esa relación que le dará un refuerzo económico a partir de sus
contactos internacionales. Porque, desde aquí, Asturias se considera una
cultura definida, importante, caracterizada. Y Lorient para Asturias es una
gran vitrina y ha ayudado a crear contactos muy importantes.
-¿Es
un mensaje para el presidente del Principado y la consejera de Cultura?
-Absolutamente. Que se pongan las pilas,
pero bien cargadas. Con Berta (Piñán) tengo más relación y a Adrián (Barbón) lo
conozco menos, aunque sea del mi pueblu, pero tenemos una cultura que ye
exportable y apreciada. Eso ye una puerta abierta. Por eso estoy contento de
que el Principado haya aceptado el proyecto de que el año que viene sea el año de
Asturies en Lorient.
-Una
cita, por cierto, a la que asisten celtas de La Habana, Montevideo o Buenos
Aires.
-Efectivamente. Por eso quiero reflexionar
sobre qué ye el celtismo contemporáneo. Porque lo que no ye es ni una cosa
racialista ni una cosa sectaria, sino todo lo contrario. La cultura y la
tradición reinvéntense todos los días con las aportaciones venides de todes
partes. Si no, seguiríamos todos en la cueva de El Pindal. Y luego, a nivel
internacional, Lorient es considerado la capital intercéltica con ese sentido
de apertura. Yo mismo insistí mucho en que viniese la diáspora céltica, que no
ye una cosa nostálgica, sino que las nuevas generaciones d'emigrantes fueron
mezclándose y creando una nueva cultura. Y eso es lo que hace también Lorient. Por
eso existe desde hace cincuenta años. El festival ye un crisol de culturas, de
intercambio. Tiene un concepto abierto, generoso. Y yo seguiré trabajando para
que esos lazos sean visibles.
-¿La
diáspora asturiana le preocupa?
-¡Claro que me preocupan les leyendes
urbanes! Tengo dos fíes, Alba y Ana, viviendo fuera, no te digo más. Una en
París que se dedica al mundo audiovisual y la otra, musicóloga, en Salamanca.
Entonces, hay que intentar reconstruir la red cultural que dio tan buen
resultado en los ochenta y favorecer los contactos a nivel internacional. Eso
existe: no ye ni una fantasía ni una idea de concepción nacionalista a la
manera como se vive el nacionalismo en España.
-Ha
dicho que tiene mucho más en común con un bretón o un escocés que con alguien
del sur de España.
-Bueno, sí. Y eso no ye xenófobo. Ye una
cuestión de sentimiento y de proximidad. En el mosaicu cultural de la penísula
existen el Mediterráneo y la su potencia cultural, y la fachada atlántica, cola
su fuerza histórica, que ye «el mar de nueso», muy diferente. Por ejemplo, toda
la mitología bretona y asturiana ye prácticamente la misma: los mismos
personales, las mismas funciones... Y eso explica una manera de ver el mundo,
una manera de ser. Y no solamente en Bretaña, sino en todos los países celtas.
-¿Y
cómo somos los celtas?
-Somos fiesteros. Nos gusta muchísimo la
folixa. La fiesta ye una manera de expresión popular que está muy anclada en la
gente. Y, luego, estamos muy atados a la tradición y, al mismo tiempo, somos
muy abiertos.
-¿Esa
última característica aplica también cuando hablamos de reconocer la
oficialidad del asturiano?
-La oficialidad espero que vaya de esta
porque ye completamente irracional que el asturiano no sea oficial. ¿Qué
problema hay? No debería haber ninguno. Mi opinión está clara: oficialidad ya.
El bretón ye una lengua difícil, muy diferente a las lenguas romances. Es
comparable, en cuanto a nivel de dificultad, al euskera. Y termines
adaptándote, termines comprendiéndolo y la gente lo utiliza indistintamente.
Por lo tanto, no se puede utilizar la lengua como arma arrojadiza. Y, para no
utilizarla como arma, se necesita simplemente hacerla normal.
-Hay
quien sostiene que no entiende la llingua siendo de Mieres. ¿Cómo lo ve?
-Quien me diga que no entiende el asturiano
es porque no tiene ninguna voluntad de escuchar. No hay peor sordu que esi.
¡Vamos, hombre! Lo entiende cualquiera. Seguro que entienden hasta el
portugués, que ye una lengua oscura en cuanto a la pronunciación aunque se
parezca mucho a la nuestra. Que se dejen de histories. ¿Que no lo entiende un
asturianu de nacimiento, eso quién se lo cree? Y, luego, está demostrado que el
hecho de tener una enseñanza en una lengua autóctona favorece la comprensión de
otres lengues. En cuanto tienes la curiosidad de escuchar y de entender,
entiéndeslo todo. Hasta el rumano. Yo me acuerdo de que, cuando cayó Ceaucescu,
Petre Roman salió al balcón a hablar y yo estaba 'flipao' porque lo entendía
todo. Cuando dicen que los que falamos asturiano falamos muy mal, yo pienso:
«Sí, sí, desde Portugal a Rumanía falamos todos muy mal el latín». Hay mucha
gente que no perdió del todo el tic franquista, aunque ahora cambien los
discursos para argumentar de otra manera. Así que yo no tengo ninguna duda:
l'asturianu, llingua oficial.
-¿Veremos
también la vuelta a a normalidad de Lorient tras la pandemia, aunque sea nueva,
con cifras que llegaron a 800.000 visitantes?
-Hombre, el confinamiento fue duro porque,
además, las normativas en Francia fueron más exigentes que en España. Solo
podíamos salir una hora al día. La creación y el montaje del festival del año
pasado fueron una complicación permanente y solo pudimos celebrar un concierto.
Cada semana había una noticia diferente que nos obligaba a cambiar los planes.
Y este año lo que hemos hecho ha sido trasladar toda la programación de 2020 a
2021. Pues bien: de toda esa programación pudimos conservar un 40%. Los
pabellones extranjeros, por ejemplo, no podrán estar, así que no habrá sidra
(Risas). Y si cada año tenemos doscientos grupos de artistas que participan en
el festival, conservaremos ochenta. Pero, con todo y con eso, hemos conseguido
mantener una programación atractiva y muy completa. Este festival ye un acto de
resistencia y de confianza en el futuro. Y lo mejor ye que, en este momento, ya
nadie te pregunta dónde está Asturias. Por eso hay que seguir cultivando les
nuestres relaciones con Bretaña y con Lorient.