Pues si quebrase el FC Barcelona me sé de un par de culés, por lo menos, que lo llevarían bastante mal. Un compañero de Universidad lo expone aquí.
https://www.epe.es/es/deportes/20211020/barca-situacion-economica-quiebra-12305655
ECONOMÍA DEPORTIVA
¿Y si quebrase
el Barça?
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20 de
octubre del 2021. 04:50
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Luis Carlos Sánchez, Universidad de Oviedo
Solo
los socios de cuatro equipos de fútbol españoles (FC Barcelona, Real Madrid,
Athletic de Bilbao y Osasuna) pueden vivir la experiencia de una asamblea de
socios. Esto es así porque, salvo esas excepciones, en 1992 los equipos de la
liga española se vieron obligados a convertirse en sociedades anónimas deportivas (SAD).
Además, este domingo 17 de octubre el FC Barcelona celebra una asamblea de socios que puede ser trascendental
para su historia.
El
club blaugrana vive una situación económica muy complicada, pero no
irreversible. El club ya estuvo con un patrimonio negativo en las temporadas de
2003 a 2006 y de 2010 a 2012. Además, no se le conocen impagos como declara La Liga y ha logrado obtener financiación en unas condiciones competitivas.
¿Pero
qué ocurriría si quebrara el Barça? En ese caso, saldría a la venta para pagar
a aquellos acreedores con los que mantuviera impagos. El equipo pasaría a tener
accionistas y se convertiría, como el grueso de los clubes españoles, en una
sociedad anónima deportiva (SAD).
¿Qué le podría suponer ser una SAD?
Primero,
los aficionados no tendrían la capacidad de elegir a los gestores del club. A
pesar de las protestas de los aficionados contra la gestión de Peter Lim en Valencia o de Raúl Martín Presa en el Rayo Vallecano, no pueden
hacer nada para cambiarlos. Con una SAD los aficionados pasan de propietarios a
clientes y la gestión se vuelve más ineficiente. En un estudio que realizamos a mediados de 2017
encontramos que los equipos con una propiedad concentrada y foránea están peor
gestionados.
Segundo,
los socios pasarían a tener que pagar más para poder ver los partidos del
Barcelona. En un estudio al respecto, detectamos que existía una
clara relación entre la propiedad de los equipos y el precio de los abonos (ajustando
a la calidad de los equipos y de las ligas en las que la participan). Aquellos
equipos con una propiedad muy dispersa, como los clubes que no son SAD, cuentan
con abonos más baratos. La razón es que, en ese caso, los dirigentes de los
clubes tienen incentivos para tratar de minimizar los costes porque sus
clientes son a su vez los propietarios.
Tercero,
existirá menos transparencia en la gestión. Una amplia base de propietarios
obliga a los gestores a mantener canales de comunicación continua y a tener que
justificar sus decisiones. Esa transparencia permite detectar de manera más
eficaz gestiones erróneas o dificultades económicas. De esto no solo se
benefician los aficionados sino también otros interesados, como las
administraciones públicas y los acreedores. Por ejemplo, gran parte de la
información disponible públicamente del acuerdo entre CVC y La Liga fue gracias a la
presentación realizada por el único equipo adherido que no era SAD: el Osasuna.
El destino en manos de extraños
Cuarto,
el Barça ya no perseguiría objetivos propios sino los de sus dueños. Cuando un
equipo está controlado por los aficionados, los objetivos son claros: éxitos
deportivos manteniendo una tradición histórica. Cuando pertenece a un individuo
se deshará de él cuando ya no sirva a sus propósitos, como hizo Silvio Berlusconi cuando vendió el AC Milan a unos
inversores chinos (iniciando así un largo periodo de inestabilidad), o cuando
ya no se lo pueda permitir, como le ocurrió al millonario franco israelí
Alexandre Gaydamak, aventura que terminó con la quiebra del Portsmouth FC.
Quinto,
la búsqueda de altos beneficios puede hacer que los nuevos dueños asuman una
alta deuda que pueda hacer peligrar la sostenibilidad del equipo. Cuando inversores americanos compraron el Manchester
United y el Liverpool incrementaron enormemente la deuda de ambos clubes. Si la
inversión sale bien la rentabilidad es enorme porque se han aportado escasos
recursos propios. Pero si sale mal desaparecería un enorme patrimonio
inmaterial construido por el apoyo incondicional de diferentes generaciones de
aficionados. Mientras que en esta asamblea del FC Barcelona se debatirá sobre
cómo evitar que la deuda pueda acabar con el club, en otros equipos la deuda no
es más que un elemento de riesgo para lograr una mayor rentabilidad.
La pérdida de identidad
Sexto,
la SAD podría hacer perder al Barça sus señas
de identidad como club. Por ejemplo, un nuevo dueño podría
optar por desentenderse de las secciones deportivas no profesionales, como el
atletismo o el rugby, por suponer un gasto que no aporta rentabilidad ni
visibilidad.
Y,
para terminar, unos nuevos dueños podrían incluso decidir cambiar de sede el equipo. En Estados Unidos es
habitual que los dueños cambien la sede de los equipos. También usan esa
amenaza para presionar a los ayuntamientos y gobiernos regionales para que
les subsidien la construcción de estadios. Por el
contrario, el FC Barcelona y su estadio atraen a miles de turistas sin que suponga ningún
coste para las administraciones públicas. Puede parecer algo extraño en Europa,
pero ya ha ocurrido en varias ocasiones. En Inglaterra, los dueños del Wimbledon
decidieron trasladarlo a Milton Keynes en 2002. En España, el antiguo Ciudad de
Murcia se transformó en Granada 74 cuando su dueño decidió en 2007
trasladarlo a 270 kilómetros de su sede original.
Peligros
de dejar de ser dueño de tu equipo de fútbol.
Luis Carlos Sánchez, Profesor de
Economía, Universidad de Oviedo
Este
artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
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